Blanco&negro
INFORMEEl Reporte Mundial de Drogas 2012, de Naciones Unidas, reavivará el debate sobre el fracaso de la actual política antidrogas.
Y las drogas, ahí
Por Álvaro Sierra, editor jefe de SEMANA
Miércoles 27 Junio 2012
El nuevo Reporte Mundial de Drogas, recién lanzado por Naciones Unidas, no contiene sorpresas: ni el consumo, ni el tráfico, ni la producción de drogas ilícitas parecen afectados por las políticas para combatirlas. Por el contrario, además de las tradicionales, se consolidan nuevas drogas y se abren nuevos mercados. Y se confirma una tendencia preocupante: el desplazamiento del consumo al Tercer Mundo. Allí los narcos se están abriendo sus mercados más prometedores.
Entre 150 y 300 millones de personas consumen drogas ilícitas según la ODC (entre estas magnitudes varían los estimados, lo que da una idea de lo incierto de las cifras de este mundo clandestino y multimillonario). El negocio de traficarlas, el más rentable de todos los negocios ilícitos del mundo, se calcula en 332 mil millones de dólares.
Pese a los colosales esfuerzos y las inmensas cantidades de dinero invertidas en reprimirlas, el consumo de drogas tradicionales como la cocaína y la heroína sigue estable, mientras las drogas sintéticas, tipo anfetaminas, y algunos preparados nuevos de nombre exótico, como el "krokodil", pasan a primer plano. Colombia, pese a sus avances en erradicación de cultivos de coca, sigue entre los protagonistas.
Estas son algunas de las principales conclusiones de la "biblia" de las drogas, el reporte anual que la Oficina de Drogas y Crimen de Naciones Unidas (ODC) lanzó el miércoles en una reunión especial de la Asamblea General en la que se discutió el tema.
La droga más consumida del mundo es la marihuana. La siguen los estimulantes de tipo anfetamínico (aquí el rango es aún más incierto: entre 14,3 y 52,5 millones de consumidores estimados). Y el reporte, aunque no tiene datos nuevos desde 2008, afirma que 16 millones de personas en el mundo se inyectan, principalmente heroína, y que tres millones de ellos tiene VIH.
El uso de éxtasis parece estar al alza en Europa y Estados Unidos. Las alarmas están encendidas en partes de Asia y África por indicios de que el uso de heroína y cocaína en esas zonas podría estar aumentando. Y drogas naturales, como la Salvia divinorum en Canadá, o preparados sintéticos de opiáceos como el krokodil y otros en zonas de Europa y Rusia, tienen a los expertos preocupados por lo que el reporte califica como la "resiliencia y adaptabilidad" de los “paraísos artificiales” celebrados en el siglo XIX por el poeta Baudelaire.
Un caso emblemático es el de la cocaína. El capítulo dedicado a ella en el reporte tiene un título elocuente: "Un declive en la producción, pero no una caída en el consumo global". Se calculan en 149.000 las hectáreas de coca sembradas en la región andina, un declive significativo respecto al año pico de 2001, pero una cantidad similar a la que había en 2003. No hay datos de producción total de cocaína pura para años recientes en la región, salvo para Colombia, que se cree produce entre 350 y 400 toneladas, frente a las casi 700 de 2005, pero se cree que de la zona andina salen hacia el mundo alrededor de 800 toneladas de hidroclorato de cocaína (frente a más de 1.000 que salían hace unos siete años).
Sin embargo, esta caída en la producción no se refleja en el consumo. En los últimos años, este ha caído en Estados Unidos, pero esa baja fue compensada por el crecimiento del mercado en Europa, y la aparición de nuevos mercados en Europa Oriental, en el Sudeste Asiático y en Australia, así como en los países de África occidental que se han convertido en ruta de tránsito hacia Europa y en naciones de Suramérica como Brasil. Algunas partes de África Oriental también reportan la posible emergencia del consumo de la cocaína.
Estados Unidos tiene, de todas maneras, el mercado más grande, con unos 5 millones de consumidores, seguido de cerca por Europa Occidental y Central, con cerca de 4,5 millones. Colombia sigue proveyendo casi la totalidad de la cocaína al primero, mientras Perú y Bolivia han ganado en importancia como abastecedores del mercado europeo. Y las cifras son impresionantes: la ODC estima que el mercado de cocaína mueve al año 85.000 millones de dólares, una suma cercana al PIB de Ecuador y Costa Rica sumados.
Tendencias preocupantes
Del gran cuadro que pinta el Reporte Mundial de Drogas 2012, surgen algunas tendencias preocupantes.
En primer lugar, este año se consolidan las sospechas de que el mercado del consumo de drogas como la cocaína y la heroína se está trasladando de las naciones ricas, donde ha sido tradicional, a países del Tercer Mundo en las que hasta hace unos años no existía o era marginal. Brasil y, en menor medida, Argentina, son casos destacados, pero también naciones de África y del sur de Asia.
"Las tendencias demográficas sugieren que el número total de usuarios de drogas en los países en desarrollo se incrementaría significativamente, debido no solo al mayor crecimiento de población proyectado en esas áreas sino a sus poblaciones más jóvenes y a sus rápidas tasas de urbanización", dice el informe de ODC.
El informe constata, además, que prácticamente en todas partes, el grueso de los consumidores lo constituyen jóvenes de núcleos urbanos entre los 18 y los 25 años. Las mujeres consumen mucho menos –y esta es una de las áreas preocupantes: en los países menos desarrollados, afirma el reporte, hay un amplio espacio para que, con los cambios culturales y laborales, la "brecha" de consumo entre hombres y mujeres, tradicionalmente muy amplia, empiece a cerrarse, como ocurrió en los países ricos. Con lo cual no nuevos países, sino nuevas franjas poblacionales, como las mujeres, serán objeto de las ofensivas de marketing de la firma más próspera del mundo: "Narco Inc.".
En segundo lugar, el reporte se atreve a pronosticar –con reservas– que continuará la tendencia al declive en la prominencia del uso de la cocaína y la heroína, aunque la popularidad de la marihuana sigue incólume (el consumo de la “baretica” crece en casi todas partes en las Américas). Sin embargo, hay una marcada resurgencia en el crecimiento del empleo de los estimulantes de tipo anfetamínico, entre los cuales se encuentra el cada día más popular éxtasis, con naciones del Sudeste Asiático y el Medio Oriente picando en punta.
El uso de éxtasis es una preocupación creciente en Suramérica, incluyendo a Colombia, así como el de preparados como la ketamina en lugares tan diversos como Argentina o El Salvador. El de metanfetaminas está al alza en Estados Unidos, con lo que México se ha convertido en el gran proveedor de estos productos, y también en el norte de Europa. El tráfico de anfetamínicos parece estar usando las mismas rutas en África Occidental que los narcos colombianos abrieron hace unos años, con lo cual el consumo de estas drogas puede crecer en el futuro cercano en esa región.
En tercer lugar, además del creciente problema que está representando en Estados Unidos la afición por drogas recetadas (calmantes, tranquilizantes) que se venden bajo la mesa, el reporte expresa una seria preocupación por la aparición de nuevas drogas sintéticas o naturales, varias de las cuales se venden por Internet.
Es el caso de la mefedrona, de preparados que simulan los efectos de la marihuana como el Spice, o los de la cocaína, todos fabricados con precursores que buscan evadir el régimen de control internacional. De Rusia han llegado sustitutos de los opiáceos, como el krokodil, que tiene una potencia diez veces mayor a la de la morfina, y del Sudeste Asiático, el kratom, derivado de un árbol nativo.
En resumen
El cuadro que pinta el Reporte Mundial de Drogas 2012 es tan desalentador como los anteriores: cada día la geografía del consumo y el tráfico se expande y los narcos no solo se adaptan a la ofensiva de las autoridades sino que abren nuevos mercados para drogas tradicionales como la cocaína y la heroína e inventan drogas nuevas que ofrecen nuevos placeres.
A todo esto, debe añadirse el problema de las cifras sobre este mercado, el cual, por su carácter clandestino, solo es medible a partir de inferencias que tienen un alto grado de incertidumbre. Así, las incautaciones son un indicio de posibles nuevas rutas y nuevos lugares de consumo. Pero no solo muchos países no manejan datos ni los proveen a la ODC, sino que los propios cálculos de la organización dejan que desear. Un ejemplo es el de la cocaína disponible en el mercado. Según la ODC, la producción total de cocaína estaría entre las 788 y las 1.060 toneladas de 100% de pureza, y las incautaciones habrían sido el año pasado de 694 toneladas. Pero la pureza de las incautaciones no se conoce con precisión y, así, es casi imposible saber el tamaño real del mercado de cocaína.
Por todas estas razones, lo más probable es que el principal efecto del nuevo informe sobre drogas de Naciones Unidas sea atizar aún más el debate en torno al fracaso de la política de prohibición a las drogas y represión al consumidor, que está vigente hace décadas y cuyos resultados lucen cada año más desalentadores.
Entre 150 y 300 millones de personas consumen drogas ilícitas según la ODC (entre estas magnitudes varían los estimados, lo que da una idea de lo incierto de las cifras de este mundo clandestino y multimillonario). El negocio de traficarlas, el más rentable de todos los negocios ilícitos del mundo, se calcula en 332 mil millones de dólares.
Pese a los colosales esfuerzos y las inmensas cantidades de dinero invertidas en reprimirlas, el consumo de drogas tradicionales como la cocaína y la heroína sigue estable, mientras las drogas sintéticas, tipo anfetaminas, y algunos preparados nuevos de nombre exótico, como el "krokodil", pasan a primer plano. Colombia, pese a sus avances en erradicación de cultivos de coca, sigue entre los protagonistas.
Estas son algunas de las principales conclusiones de la "biblia" de las drogas, el reporte anual que la Oficina de Drogas y Crimen de Naciones Unidas (ODC) lanzó el miércoles en una reunión especial de la Asamblea General en la que se discutió el tema.
La droga más consumida del mundo es la marihuana. La siguen los estimulantes de tipo anfetamínico (aquí el rango es aún más incierto: entre 14,3 y 52,5 millones de consumidores estimados). Y el reporte, aunque no tiene datos nuevos desde 2008, afirma que 16 millones de personas en el mundo se inyectan, principalmente heroína, y que tres millones de ellos tiene VIH.
El uso de éxtasis parece estar al alza en Europa y Estados Unidos. Las alarmas están encendidas en partes de Asia y África por indicios de que el uso de heroína y cocaína en esas zonas podría estar aumentando. Y drogas naturales, como la Salvia divinorum en Canadá, o preparados sintéticos de opiáceos como el krokodil y otros en zonas de Europa y Rusia, tienen a los expertos preocupados por lo que el reporte califica como la "resiliencia y adaptabilidad" de los “paraísos artificiales” celebrados en el siglo XIX por el poeta Baudelaire.
Un caso emblemático es el de la cocaína. El capítulo dedicado a ella en el reporte tiene un título elocuente: "Un declive en la producción, pero no una caída en el consumo global". Se calculan en 149.000 las hectáreas de coca sembradas en la región andina, un declive significativo respecto al año pico de 2001, pero una cantidad similar a la que había en 2003. No hay datos de producción total de cocaína pura para años recientes en la región, salvo para Colombia, que se cree produce entre 350 y 400 toneladas, frente a las casi 700 de 2005, pero se cree que de la zona andina salen hacia el mundo alrededor de 800 toneladas de hidroclorato de cocaína (frente a más de 1.000 que salían hace unos siete años).
Sin embargo, esta caída en la producción no se refleja en el consumo. En los últimos años, este ha caído en Estados Unidos, pero esa baja fue compensada por el crecimiento del mercado en Europa, y la aparición de nuevos mercados en Europa Oriental, en el Sudeste Asiático y en Australia, así como en los países de África occidental que se han convertido en ruta de tránsito hacia Europa y en naciones de Suramérica como Brasil. Algunas partes de África Oriental también reportan la posible emergencia del consumo de la cocaína.
Estados Unidos tiene, de todas maneras, el mercado más grande, con unos 5 millones de consumidores, seguido de cerca por Europa Occidental y Central, con cerca de 4,5 millones. Colombia sigue proveyendo casi la totalidad de la cocaína al primero, mientras Perú y Bolivia han ganado en importancia como abastecedores del mercado europeo. Y las cifras son impresionantes: la ODC estima que el mercado de cocaína mueve al año 85.000 millones de dólares, una suma cercana al PIB de Ecuador y Costa Rica sumados.
Tendencias preocupantes
Del gran cuadro que pinta el Reporte Mundial de Drogas 2012, surgen algunas tendencias preocupantes.
En primer lugar, este año se consolidan las sospechas de que el mercado del consumo de drogas como la cocaína y la heroína se está trasladando de las naciones ricas, donde ha sido tradicional, a países del Tercer Mundo en las que hasta hace unos años no existía o era marginal. Brasil y, en menor medida, Argentina, son casos destacados, pero también naciones de África y del sur de Asia.
"Las tendencias demográficas sugieren que el número total de usuarios de drogas en los países en desarrollo se incrementaría significativamente, debido no solo al mayor crecimiento de población proyectado en esas áreas sino a sus poblaciones más jóvenes y a sus rápidas tasas de urbanización", dice el informe de ODC.
El informe constata, además, que prácticamente en todas partes, el grueso de los consumidores lo constituyen jóvenes de núcleos urbanos entre los 18 y los 25 años. Las mujeres consumen mucho menos –y esta es una de las áreas preocupantes: en los países menos desarrollados, afirma el reporte, hay un amplio espacio para que, con los cambios culturales y laborales, la "brecha" de consumo entre hombres y mujeres, tradicionalmente muy amplia, empiece a cerrarse, como ocurrió en los países ricos. Con lo cual no nuevos países, sino nuevas franjas poblacionales, como las mujeres, serán objeto de las ofensivas de marketing de la firma más próspera del mundo: "Narco Inc.".
En segundo lugar, el reporte se atreve a pronosticar –con reservas– que continuará la tendencia al declive en la prominencia del uso de la cocaína y la heroína, aunque la popularidad de la marihuana sigue incólume (el consumo de la “baretica” crece en casi todas partes en las Américas). Sin embargo, hay una marcada resurgencia en el crecimiento del empleo de los estimulantes de tipo anfetamínico, entre los cuales se encuentra el cada día más popular éxtasis, con naciones del Sudeste Asiático y el Medio Oriente picando en punta.
El uso de éxtasis es una preocupación creciente en Suramérica, incluyendo a Colombia, así como el de preparados como la ketamina en lugares tan diversos como Argentina o El Salvador. El de metanfetaminas está al alza en Estados Unidos, con lo que México se ha convertido en el gran proveedor de estos productos, y también en el norte de Europa. El tráfico de anfetamínicos parece estar usando las mismas rutas en África Occidental que los narcos colombianos abrieron hace unos años, con lo cual el consumo de estas drogas puede crecer en el futuro cercano en esa región.
En tercer lugar, además del creciente problema que está representando en Estados Unidos la afición por drogas recetadas (calmantes, tranquilizantes) que se venden bajo la mesa, el reporte expresa una seria preocupación por la aparición de nuevas drogas sintéticas o naturales, varias de las cuales se venden por Internet.
Es el caso de la mefedrona, de preparados que simulan los efectos de la marihuana como el Spice, o los de la cocaína, todos fabricados con precursores que buscan evadir el régimen de control internacional. De Rusia han llegado sustitutos de los opiáceos, como el krokodil, que tiene una potencia diez veces mayor a la de la morfina, y del Sudeste Asiático, el kratom, derivado de un árbol nativo.
En resumen
El cuadro que pinta el Reporte Mundial de Drogas 2012 es tan desalentador como los anteriores: cada día la geografía del consumo y el tráfico se expande y los narcos no solo se adaptan a la ofensiva de las autoridades sino que abren nuevos mercados para drogas tradicionales como la cocaína y la heroína e inventan drogas nuevas que ofrecen nuevos placeres.
A todo esto, debe añadirse el problema de las cifras sobre este mercado, el cual, por su carácter clandestino, solo es medible a partir de inferencias que tienen un alto grado de incertidumbre. Así, las incautaciones son un indicio de posibles nuevas rutas y nuevos lugares de consumo. Pero no solo muchos países no manejan datos ni los proveen a la ODC, sino que los propios cálculos de la organización dejan que desear. Un ejemplo es el de la cocaína disponible en el mercado. Según la ODC, la producción total de cocaína estaría entre las 788 y las 1.060 toneladas de 100% de pureza, y las incautaciones habrían sido el año pasado de 694 toneladas. Pero la pureza de las incautaciones no se conoce con precisión y, así, es casi imposible saber el tamaño real del mercado de cocaína.
Por todas estas razones, lo más probable es que el principal efecto del nuevo informe sobre drogas de Naciones Unidas sea atizar aún más el debate en torno al fracaso de la política de prohibición a las drogas y represión al consumidor, que está vigente hace décadas y cuyos resultados lucen cada año más desalentadores.
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