martes, 18 de octubre de 2016

MUNDO

Blanco&negro

Cherán, el pueblo de México que expulsó a delincuentes, políticos y policías

La pequeña localidad del estado de Michoacán estaba cansada de la presencia de mafiosos y autoridades corruptas, por lo que hicieron un levantamiento bien organizado y pacífico que ha creado un oasis de paz en medio de la violencia.
 La gente en Cherán se organizó en 2011 para establecer su propio sistema de autoridades, vigilancia y sanciones a delitos menores. Foto: BBC
BBC
En México, el crimen organizado llega a todas partes, incluso a los pueblos más pequeños… a excepción de uno en el estado de Michoacán.
Liderado por mujeres, Cherán se levantó en armas para defender su bosque de los madereros y de paso también expulsaron a la policía y a los políticos.
Las mujeres se reunieron en secreto para organizarse. TOMADO REVIST a semana SEGUIR LEYENDO EN:http://www.semana.com/mundo/articulo/mexico-cheran-expulso-a-delincuentes-politicos-y-policias/499360

miércoles, 28 de septiembre de 2016

EDITORIAL

Blanco&negro

Laura Restrepo: “Los ciudadanos tendrán que poner alma a la firma de paz en Colombia”

  
 Menéalo
La escritora Laura Restrepo con su perro.
La escritora Laura Restrepo con su perro Moro.
Los Acuerdos de la Paz suscritos entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la FARC, que se han firmado este lunes en Cartagena de Indias con gran solemnidad y se someterán a referéndum el próximo 2 de octubre, son un buen motivo para conversar con ella. Hablamos con una de las personalidades más importantes de la actual literatura latinoamericana. En sus textos refleja realidades muy próximas y su compromiso permanente con la izquierda y el pueblo. Ha obtenido varios premios literarios, entre ellos el Alfaguara de Novela (2004) por ‘‘Delirio’ y formó parte de la Comisión de Paz, Diálogo y Verificación durante las negociaciones entre el gobierno de Betancur y la guerrilla M-19, lo que le supuso después el exilio. Una voz autorizada y valiente para hablar de lo que acontece en su país.
¿Periodista, activista o escritora?
De todo, como en botica.
¿Imperan ciertos tabúes a la hora de escribir? ¿Temas intratables? ¿Censura preventiva?
Hubo momentos difíciles en que tuve que traducir reportajes y hechos reales a ficción, para poder publicar y al mismo tiempo cubrirme la espalda. No es mala fórmula, al fin y al cabo: anuncias mentiras, pero dices verdades. Al lector no se le escapan las reglas tácitas de ese juego. No será óptimo, pero en todo caso es mejor que la fórmula contraria, tan socorrida en los medios masivos: anunciar verdades y decir mentiras.
¿Falta lirismo en la sociedad colombiana? ¿Y en su literatura?
Lirismo no falta; la nuestra es tierra de excelentes poetas. ¿Pero qué pasa con la novela? A la novela le falta intimidad, diría yo. Cotidianidad. Hemos vivido en medio de tanta guerra y  violencia, lidiando con hechos tan aparatosos y ruidosos, que el susurro de la intimidad se nos escapa. La cotidianidad, sustancia básica de una literatura como la anglosajona, entre nosotros no pelecha. A lo mejor ni la conocemos; vivimos montados en una película de acción, y en buena medida así es como escribimos. Creo que en general los latinoamericanos somos buenos para las tramas movidas: las montañas rusas de la literatura. Nos vamos tras lo vistoso, lo panorámico y lo extremo. No creo que sea culpa nuestra; supongo que es algo que pasa cuando vives saltando matones (palabra que vale por matorrales, pero en algunos casos también por criminales). A ver cuándo nos adecuamos a las sutilezas de lo que sucede a puerta cerrada y sotto voce.
Héroes de novelas, de telenovelas, canciones, narcos, guerrilleros. ¿Todo ello forma parte de un singular imaginario patriota?
Por ahí va. Los hechos externos nos avasallan. ¿Recuerdas ese título de Vargas Llosa, La guerra del fin del mundo? Pues eso, pero en el día a día. ¿Indios y vaqueros en el Far West? Narcos y guerrilleros en nuestras novelas.
¿Cierta colombianidad apegada a la épica?
Ya reconocí la falta, ya depárame el perdón. Pero es verdad, tú lo has dicho. Solo que no es exclusividad colombiana. Mira no más cómo se llama la obra póstuma de Carlos Fuentes, una novela sobre Carlos Pizarro, quien fuera comandante guerrillero colombiano. ¿Ya adivinaste? Pues sí, se llama Aquiles. Épica a todo trapo.
¿Colombia está más cerca del Sagrado Corazón o de Bolívar?
Lo nuestro es el Sagrado Corazón de Bolívar, una mezcla de mucho pálpito y de intensidad inmanejable.
¿El Proceso de Paz tiene una cierta teatralidad? ¿Hay muchas posturas e imposturas?
Para empezar, es un episodio extraordinario e históricamente significativo. Imagínate, pactar el fin de 60 años de guerra con un grupo tan afianzado territorialmente y con tanto poder de fuego como han sido las FARC. Estamos hablando de una guerra brutal por parte y parte, que no ha dejado a nadie ileso. No por nada la mayoría de los colombianos anhelan y celebran el fin de ese eterno conflicto armado.
Punto aparte. Ahora, dicho eso, y depositando un rotundo sí a la paz en el referendo, entonces sí, cabe expresar incertidumbres. El Presidente Santos es quien es, viene de la dinastía que viene y, pese a su apellido, no cabe esperar milagros. Y las FARC también se las traen: es bien conocida su originaria filiación estalinista y la inmensa maquinaria de negocios que montaron con base en el tráfico y el secuestro. De donde se deduce que si el grueso de la población colombiana no se apersona y se apasiona por exigir que se cumplan los pactos de paz –en el día a día, en lo concreto, punto por punto-, estos pueden quedarse, como dices, en la teatralidad del gesto.
Toma no más uno de los puntos del acuerdo: restitución de las tierras arrebatadas y reparación de las víctimas. Estamos hablando de millones de hectáreas y de miles y miles de huérfanos, de viudas, de soldados sin piernas por las minas antipersonales, de familias arrojadas al desplazamiento y la miseria. Que este solo punto se cumpla, requiere una metamorfosis de nuestra sustancia atávica; una reversión material y espiritual de arraigadas tendencias a la autodestrucción. Un vuelco total: en lo político, en lo económico, en lo moral.
¿Quién puede quedar excluido?
Por importante que sea esta firma –y sin duda lo es-, hoy no se está pactando la paz, sino una paz. Falta que también depongan las armas otros grupos guerrilleros como el ELN. Más los paramilitares; los narcos; la delincuencia común y la de cuello blanco. Para no hablar de esas organizaciones feroces llamadas Bacrim, que hoy agrupan a lo más virulento de todo lo anterior. Para volver a lo que hablábamos antes, falta desmontar toda la épica. Tampoco habrá paz sin justicia social, sin bienestar para la población, sin presencia del Estado en todo el territorio nacional, sin depuración de las Fuerzas Armadas, sin ponerle fin a la plaga de la corrupción, a la concentración de tierras… Y por ahí, dale y dale. Los colombianos no somos conformistas. Tenemos vocación de felicidad. El país no se va a tranquilizar hasta que su gente no viva dignamente.
Las armas dejarán de usarse, pero la mata seguirá matando. ¿La comercialización puede ser un nuevo marco de resistencia?
En este punto no habrá solución en tanto el mundo no se pellizque. La solución habrá que encontrarla a nivel global y de conjunto. Mientras la droga esté prohibida, significará sobreprecio, ganancias extraordinarias y ríos de sangre. En tanto haya consumo, habrá producción. Si hay tanto experto en las leyes del mercado, ¿cómo es posible que esto no se asuma? No se asume por la utilidad que la llamada Guerra contra la droga reporta en términos de guerra contra la protesta y el descontento. No se asume porque no solo los narcos se benefician del negocio; basta con recordar cómo los Generales norteamericanos armaban a la Contra con dinero de la droga. Cuando voy a Estados Unidos y en alguna entrevista me preguntan sobre el tema, yo siempre les digo lo mismo: Ustedes van a acabar legalizando la droga, como en su momento lo hicieron con el alcohol. De hecho, después de haber implicado tanta masacre, hoy la marihuana es prácticamente legal en Estados Unidos. Y el día en que la droga se discriminalice, ¿alguien se va a acordar de países como Colombia o México, que se ahogaron en sangre y se desvertebraron en cuanto naciones por cuenta del narcotráfico y de la Guerra contra la Droga?
Injusticia social, multinacionales expoliando parte de las riquezas naturales, derecho al agua, a la tierra… La diversidad como riqueza. ¿Hay peligro de que todo ello pase a cierto olvido en nombre de la Paz?
Parte del proyecto gubernamental pasa por abrirles las puertas a unas multinacionales que vendrán a expoliar y a ocasionar desastres ecológicos. En alguna medida, si algo las mantenía a raya, era el temor a las FARC, que dominaba una parte importante del territorio que hoy queda a su disposición. ¿Tendrán ahora patente de corso? Ya se le está dando vía libre a la minería a cielo descubierto, por ejemplo, con terribles consecuencias ambientales.
¿El Uribismo existirá sin conflictos armados?
El uribismo querrá encargarse de que los conflictos armados no cesen. El odio es su razón de ser y la violencia es su método.
La minga, las caminatas nocturnas, la recuperación de espacios ciudadanos como Rock al Parque y otras iniciativas mostraron otras vías para resolver contiendas. ¿Cómo crees que se gestionará el posconflicto tras los acuerdos de La Habana?
La movilización ciudadana es la única garante de que el acuerdo no quede en el papel. La gente, toda la gente, tendrá que estar alerta, decidida, activa, a la hora de exigir su derecho a la vida y a la paz. El Presidente Santos y los Comandantes de las FARC han cumplido honrosamente con su parte. Pero los protagonistas de la Historia son los pueblos. Hoy el poder legal y el insurrecto se comprometen con el fin de la guerra. Pero tendrán que ser los ciudadanos quienes le pongan alma a la firma, la impulsen en su verdadero alcance y la lleven hasta el logro de un destino señalado. Hagamos la paz: un verbo que se conjuga en plural.
El M19 sustrajo de un museo de Bogotá la espada de Bolívar al grito de “Bolívar, vuelve a la lucha”. En un comunicado anunciabais “La espada de Bolívar está en manos del pueblo”. ¿Cómo fue aquella experiencia pasados 40 años? ¿Mereció la pena?
Fue una bonita gesta, y significó una explosión nacional de expectativas y de entusiasmo. Para mí la prueba de que valió la pena ese primer proceso latinoamericano de paz, el del M-19 en los años ochenta, es el hecho de que desembocó en un proceso constituyente y en una nueva Constitución, la del 91, que significó una importante consolidación democrática. Si alguien duda del nexo que existió entre estos dos caminos, el de las negociaciones de paz y el constituyente, basta con recordarle que el M-19 ganó, mediante elecciones populares, la mayoría de escaños en la Asamblea Constituyente, y que uno de sus comandantes –uno de los pocos que salió con vida de la experiencia del desarme-, hizo parte del triunvirato que ejerció su presidencia.
El M19 fue una guerrilla peculiar, de estudiantes, urbana, más internacionalista que nacionalista. ¿Su singularidad motivó ser los primeros en negociar y abandonar las armas?
El M-19 fue una guerrilla muy singular, tanto para lo bueno como para lo malo. ¿Lo bueno? A diferencia del resto de la izquierda, era una agrupación alegre, no sectaria, amplia, invitadora, excelente propagandista, no encerrada en discusiones programáticas, fiestera, conectada con el sentir popular. ¿Lo malo? Todo lo anterior.
La ruptura de las negociaciones Gobierno-M19 te obligó a exiliarte un tiempo en Madrid. ¿Para cuándo un relato sobre aquellos años?
Casi enseguida (1986) publiqué un libro donde relataba esa experiencia tan movida; tan fascinante para todos nosotros, pese a lo violenta y traumática. Al principio, en los años feroces que siguieron a la ruptura de los acuerdos, el título que le puse a ese libro fueHistoria de una traición. Muchos de los que depusieron armas habían sido asesinados, los medios de comunicación tapaban los hechos con un silencio hermético, los que corrimos con suerte andábamos en el exilio. La sensación, apabullante, era de soledad, tristeza y derrota. Años después, en una reedición posterior, cambié el título de ese libro por Historia de un entusiasmo. ¿La razón? Pese a lo que parecía una derrota, el curso de los acontecimientos no se detenía. Aunque en sordina, la paz seguía abriéndose camino, buscaba nuevas salidas, lograba otra vez presencia. Lo que quedaba marcado en la memoria de aquella primera aventura, era el poderoso recuerdo de un momento de entusiasmo colectivo. Me gusta esa palabra, entusiasmo, que por etimología apunta a una exaltación excepcional del ánimo ante algo superior a ti mismo.
Pero tienes razón, a ese libro le falta el capítulo de Madrid, que ocurrió en los tiempos gloriosos de la apertura democrática española. De las manifestaciones multitudinarias a la tarde, en la noche pasábamos a los bares y de ahí directo a la amanecida con chocolate y churros en la Plaza Mayor. Cómo no, sería bueno contar aquello.
¿Tiempos de esperanza?
Me gusta un latinajo, que tomo por lema: Nec spec, nec metu. Ni esperanza, ni temo
TOMADO DIARIO PUBLICO.ES/SPT/28-2016

martes, 20 de septiembre de 2016

domingo, 4 de septiembre de 2016

OPINOMETRO

Blanco&negroLas reglas y el respeto como normas.

Por:
Alexander Muñoz/Valencia Sp/septiembre 3 de 2016

Creo que las administraciones públicas deben dar ejemplo en cuanto a  recuperar la cultura del respeto, esa que se fue desde el colegio y de la calle.  Podríamos pensar todos en la reprimenda, en el castigo; pero no lo veo así.  A mí me preguntan qué porqué la niña salió tan alborotada, y es que desde la casa le están enseñando a corta edad a ponerse unas falditas que muestran las posaderitas, luego esa niña pasa a la juventud y lo ve tan normal que no siente vergüenza de mostrar su trasero, de ahí que si algún hombre le toca la cola éste será depravado.  En Francia apareció el Burkini, una especie de prenda de baño que  está de moda, o mejor no de moda; es un traje que sale al mercado para la cultura religiosa del islam.  La cultura islamista dice que la mujer no puede mostrar su cabello, y para ir una mujer islamista a las playas o a una piscina han puesto en el comercio el Burkini;   un traje completo, muy parecido al traje de  submarinismo que tapa todo el cuerpo incluyendo la cabeza dejando ver solo la parte frontal al descubierto.
Pues el Burkini está acaparando todos los titulares de los medios de comunicación con titulares de protestas.  Las feministas, la religión y tod@s, l@s defensores de derechos y de derechos humanos contra la prohibición y el acoso a la religión y a las féminas. 
Es una medida estupenda  por varias razones, la primera porque la cultura islamista no la puedo imponer en casa ajena, si alguien viene a ponerme reglas a mi casa, reglas que no van con mi cultura, pues lo siento pero a mi casa no entra.
La segunda porque vivimos en un momento delicado en seguridad, todos queremos seguridad, pero si te cubres todo el cuerpo, y enseguida te cubres toda tu cara con el Burka, pues es muy probable que un terrorista se vista como mujer, o una mujer con Burka pueda atentar contra algo o contra una multitud sin que las cámaras le reconozca y se deba actuar con certeza sobre ese terrorista.
Tercero por higiene, salud y seguridad.  Recuerdo que en las piscinas es prohibido bañarse en pantaloneta larga. Una pantaloneta no adecuada se puede enredar en algún gancho y causar daño, o te podrías enredar en el fondo de un lago con un palo y no salir a flote.   La higiene en una prenda que no sea pantalón de baño homologada para tal fin traerá cualquier cantidad de problemas.  Y si te la pones en casa todo el día, traerá pelos de gato, de perro, o cualquier germen desde tu casa y la depositamos en el agua.    Por supuesto que actuaría el cloro, pero el cloro ataca y se va debilitando, cosa que tanta porquería en una prenda que no sea para tal fin lo que va traer es suciedad y seguramente a desclorar el agua descomponiéndose;  por consiguiente tantas infecciones en la piel contraídas desde una piscina.
La salud de alguien que use un traje que no sea el convencional como el Burkini lo que podría producir en cierto caso es la descompensación de temperaturas en el cuerpo que podría ser catastrófico para la persona.  La función del estado es proteger la salud de las personas.
Hay sitios donde no te dejan entrar a una discoteca si no estás bien presentado, y no es porque sean de mejor familia, sino porque tus olores y tus virus llévatelos contigo. También he visto que no dejan bañar en pantaloneta blanca, y claro, que si te pones un vestido de baño donde vas a mostrar las partes nobles, lo mejor es que vayas a una piscina donde el desnudo está permitido, allá no molestas a nadie y no das mal ejemplo a los niños.   Soy de las personas que no molesta y veo todo tan normal; los homosexuales, las razas, los credos; y que decir de la política cuando hoy están tod@s metidos en un mismo saco. Veo todo tan normal porque respeto, respeto tus colores, tus gustos; pero tus olores déjalos para ti. Respeto tanto que casi todo lo veo normal, pero lo que  no veo normal son la pérdida de valores, de cultura, perdida de respeto; no queremos respetar nada. Y las reglas son la reglas y desde casa debemos enseñar que está permitido y que no.   No me vegas con el cuento que prohibir daña el cerebro, o que daña la cultura; quien lee, lee porque en casa  has dedicado tiempo a este tema. No me vengas con el cuento que hay que respetar tu cultura y tu religión, pues empieza respetando la mía y mis creencias.
Felicito las reglas, y felicito la gente que conserva sanas posturas cívicas y culturales que ayudan a mejorar la persona y a respetar el espacio del otro, a esas personas respetuosas.

domingo, 28 de agosto de 2016

OPINOMETRO

Blanco&negro
EL ESCEPTICISMO  HACE PARTE DE ESA INCREDULIDAD  CIEGA Y
TIBIA DE LOS ILESOS.

Recogí ayer una amiga que conocí en Madrid hace aproximadamente diez años, con la que he compartido vecindad, ocio y tiempo libre; lo primero que le pregunté  fue su opinión sobre el proceso de paz firmado entre el gobierno y las fuerzas revolucionarias de las FARC.
Dijo: maldito presidente, le entregó el país a esos bandidos, no van a tener prisión, les van a  pagar un salario por dos años y les van a premiar con diez curules en el congreso;  las FARC ahora se van a tomar el poder por la vía del voto ya que no pudieron con las armas, estoy convencida que no hay paz porque ahora esos guerrilleros se van a ir a los pueblos hacer fechorías.
Le subí un poco de volumen al receptor de mi auto, la salsa del Joe Arroyo me parecía  más interesante que escuchar  semejante tergiversación que mi amiga iba soltando mientras manipulaba su teléfono móvil, mientras wasapeaba.  Su  ignorancia e indiferencia especulan casi que al unísono de personas a las que el  escepticismo les embelesó de  ver  truncado todos los procesos de dialogo propuestos por los presidentes de Colombia sin excepción desde el día en que la guerra tomó color pálido y tiñó de rojo todos los rincones de nuestro territorio nacional.
Apagué la radio y empecé en mi silencio acucioso a analizarle.
María tiene cuarenta y ocho años, cuatro hijas mujeres la menor de veinte años de edad, sus padres viejos y pobres en un barrio de Barranquilla, por lo que he escuchado de su boca, en la miseria absoluta. No tiene esposo, no le gusta la  política; la política dice le causa asco.  Le encanta curramba la bella, su carnaval y la marimonda. Canta los discos de Diomedes Díaz al pie de la letra pero no se sabe el himno nacional, ni cuál es el alcalde de la arenosa; y si juega la selección Colombia se pone gorro, bufanda y ruana pigmentados de la tricolor. Las uñas y el pelo son su esclavitud.  El cuento, bochinche y burla le hacen gala a su apariencia. No pasó del grado tercero del bachiller. Huele a ángel y las marcas para ella lo dicen todo; el bolso debe ser de D&G o de estas marcas que solo los ricos pueden comprar, más sin embargo ella prefiere un bolso   antes  que cumplir con la deuda del arriendo. Las telenovelas, películas de terror y la farándula en la TV son sus platos favoritos a la hora de entablar un dialogo. Para esta buenona cuarentona el trabajo es sagrado y entre más duro se trabaje para ella es un aliciente así se gane el mínimo; solo espera el día jueves y viernes para la rumba que te tumba.
Éste cuadro amistoso me sirve solo para reírme y salirle al paso al aburrimiento y deséstres que solo se consigue con ese picante y esa alegría que caracteriza nuestra gente. Me pregunté en mi murmullo interno: “qué respuesta puedo esperar de ésta mujer” si para ella Uribe Vélez ha sido el mejor presidente de todos los tiempos.
Pero eso no es nada, fui donde Juan Carlos un odontólogo de la facultad de medicina de la universidad de Antioquia de Medellín,  a revisarme una calza en un molar que me viene molestando.  Empezamos a conversar, y le hice la misma pregunta, y créanme que me quede en un mosaico; que un profesional al que le ha tocado salir de su país porque el ejército asesinó su padre en un falso positivo, me diga que votaría No al referéndum porque ahora las FARC se van a tomar el poder por la vía de los votos; me dejo sin dolor de muela.
El escepticismo ronda y campea por todos los rincones del país, y es lógico porque ambas partes (gobierno vs FARC) jamás tuvieron la bendición de los americanos para entablar con seriedad dichos diálogos. Jamás contaron con el apoyo de las Fuerzas Militares y policiales. Jamás se contó con los poderes empresariales y transnacionales que expolian los recursos naturales. Jamás en la historia del país se lo habían tomado con tanta discreción y prudencia gobierno e insurgentes para llegar a unos acuerdos finales. Cuando no se paraba de la mesa uno, se paraba el otro;  algún atentado terrorista que implicaba el rompimiento, o una masacre que dejaba dolor y desconsuelo. Escepticismo  entendible; pero lo que no es entendible es la incredulidad después de ver que es un hecho y que lo más tangible que son las armas irán a parar a un monumento derretido.  Y claro que salen ilesos de guerra aquell@s a los que el conflicto armado no les hizo ni un rasguño, aquellos que ven pasar los muertos porque como no eran de su familia, pues qué más da.  Parece ser que la pena de muerte es institucionalizada, y que la tibiez con que se mire el crimen así mismo lo castigo o  lo  bendigo. Observo con mucho detenimiento que hay personas que tienen sangre azul  y son de la mejor familia y por ende sus familias no asisten a los campos de guerra, y otr@s que tiene cuero tejido con antibalas y caiga quien caiga como no tenía nadie guerrillero pues que se joda, o no tenía un amigo o familiar para militar, pues igual me importa un pepino; y como los soldados tienen que ir a la guerra pues que viva la guerra porque sin guerra no hay soldados, y así van pasando los muertos y se van mentalizando en que la vida no vale nada.    Son gente que piensa que los muertos en las calles son reflejo del conflicto armado, ahora veremos si se le seguirán cargando muertos a las FARC. La reflexión final que vengo sosteniendo desde hace más de diez años es que existe una pena capital, una pena de muerte institucionalizada por el estado y avalada conscientemente por el pueblo, se da el caso que la gente le pide a gritos al señor alcalde que haga limpieza social.  Tomo esto último como referencia para indicar que en Colombia existen los derechos humanos y existen las organizaciones y entes que vigilan y defienden la vida.  En Colombia se han ido paralizando las masacres y asesinatos después de la desarticulación de los grupos paramilitares, ejecuciones contra activistas políticos, políticos, sindicalistas, estudiantes universitarios y una cantidad de líderes que por el hecho de protestar o reivindicar derechos sociales o laborales fueron tildados de auxiliadores de los grupos insurgentes. Aún continúan los atentados, muertes, homicidios selectos, pero no en ese baño de sangre tan escandaloso que veníamos padeciendo, podría resultar que el hecho de no saber quién dispara se convierte en ese rio revuelto de ganancia de pescadores.
 Es una buena decisión los acuerdos de paz y una gran oportunidad para la reingeniería del país; una buena oportunidad para los entes de control, fiscalización, defensoría y jueces del país para emprender las investigaciones y castigos porque ahora podremos saber de dónde se dispara. Esto aún demora otro poco hasta no continuar con más procesos de paz y el compromiso del estado de entrar en la modernidad con una cultura de paz, educativa, y por supuesto de respeto.



Por:
Alexander Muñoz/ Valencia Sp/agt. 24 de 2016

jueves, 25 de agosto de 2016

NACION

Blanco&negro

FUENTE/REVISTA SEMANA.COM/AGT 25/2016