Se dispara guerra de cuarta generación contra Venezuela

(Por Nelson Lombana Silva / Voz)
El escándalo mediático de los medios masivos de comunicación por el incidente fronterizo entre Colombia y la hermana república bolivariana de Venezuela, no es en modo alguno un hecho aislado y circunstancial. Hace parte de lo que los halcones de la guerra de los Estados Unidos llaman: Guerra de cuarta generación.
En esa delirante campaña informática que adelantan RCN, Caracol, El Tiempo, CNN y demás hierbas de la oligarquía, colocan como malo de la película al presidente bolivariano, Nicolás Maduro, y como bueno y generoso al gobierno colombiano, Juan Manuel Santos Calderón, cuando la realidad es totalmente al contrario.
Colombia es uno de los países más militarizados a nivel mundial. El 6.8 por ciento del Producto Interno Bruto (Pib) es dedicado a la militarización, mientras que en Venezuela solamente es el 1.2 por ciento. En Colombia casi el 15 por ciento del presupuesto se consume en gastos militares, mientras en Venezuela es solo el 4 por ciento.
Sobre el particular dicen Renán Vega Cantor y Felipe Martín Novoa: “El ejército que más ha crecido en el continente es el de Colombia que, junto con el del Brasil, es el más grande en toda la región. Los gastos militares durante los ocho años del uribismo alcanzaron la escandalosa cifra de 100 mil millones de dólares” (1).
Sin embargo, los medios masivos de comunicación (en realidad medios de incomunicación, como diría Eduardo Galeano), presentan igualmente la verdad al revés haciendo creer que el militarismo se exacerba en la Patria del Libertador Simón Bolívar, colocando en peligro la república de Colombia.
Los medios masivos de comunicación hacen parte activa de lo que se conoce como guerra de cuarta generación que hoy se implementa a todo vapor contra de la hermana república bolivariana de Venezuela.
Daniel Martínez en “Teoría y práctica de la guerra de cuarta generación”, destaca la propaganda como instrumento central de las guerras de cuarta generación.
En ese sentido, señala: “En las guerras de cuarta generación desaparece el concepto habitual de campo de batalla y toda la sociedad atacada se convierte en el mismo. Los mensajes emitidos por los medios de comunicación serán un factor determinante para influir en la opinión pública, tanto en el ámbito doméstico como en el internacional, por lo que la propaganda llegará a constituir el arma estratégica y operacional dominante en este tipo de guerras. Las acciones tácticas tendrán como objetivo la cultura del enemigo. Predisponen a las poblaciones en contra de sus gobiernos. Ello permitirá a un pequeño número de combatientes a atacar, y causar gran daño a elementos importantes de naturaleza civil, en la “retaguardia” enemiga”(2).
Este concepto de guerra de cuarta generación aparece en las revistas estadounidenses, intituladas:Military Review y la Marine Corps Gazette, en octubre de 1989, bajo el título de: “El rostro cambiante de la guerra: Hacia la cuarta generación”, artículo escrito por cinco militares estadounidenses, entre ellos, William Lind, quien ha seguido teorizando sobre el particular.
La principal característica de la guerra de cuarta generación es que se controla la población con el uso combinado de la propaganda y el terrorismo. Se transforma las fuerzas armadas regulares en irregulares (¿paramilitarismo?), se reducen los principales sistemas de combate convencional y se generalizan los enfrentamientos de baja intensidad. Todos sabemos que detrás de la crisis fronteriza colombo – venezolana, están los Estados Unidos, a través de la CIA, las bases militares gringas en Colombia y el paramilitarismo. Es decir, no es un hecho aislado y circunstancial, es un hecho provocado con fines imperialistas de los Estados Unidos en contra de la república bolivariana de Venezuela.
Afirma el Departamento de seguridad de los Estados Unidos: “Se trata de llevar a cabo un combate de manera no convencional, trabajando con fuerzas de seguridad extranjeras, suplentes y movimientos de resistencia indígena para apoyar a Estados frágiles, extender el rango de las fuerzas estadounidenses hacia áreas negadas a combatir regímenes hostiles” (3).
Así las cosas, hay que desenmascarar la estrategia imperialista de los Estados Unidos para agredir a la hermana república bolivariana de Venezuela una vez más, utilizando el poder mediático y al pueblo analfabeta para enfrentarlos mutuamente. Hoy, tenemos que levantar la bandera del internacionalismo proletario, cerrar filas los pueblos de Colombia y Venezuela, para rechazar los objetivos norteamericanos y avalar la unidad y la solidaridad entre los dos pueblos. Tenemos que abrazar la patria de Bolívar, porque los colombianos también somos bolivarianos y algún día seremos libres como ellos del yugo imperialista norteamericano.
Notas: