Nacionalidad por sitio de nacimiento: nueva batalla en la controversia migratoria

"Ceremonia de naturalización en Virginia."

Todo niño nacido en territorio de Estados Unidos, independientemente del origen o condición legal de sus padres, tiene derecho a la nacionalidad estadounidense. Para algunos, un hecho lógico. Para otros, un error. Pero, ¿cómo es en otras partes del mundo?

Muchas naciones, especialmente en Europa, son más restrictivas que Washington a la hora de conceder la nacionalidad a los que nacen dentro de sus fronteras.

La cuestión de la nacionalidad por nacimiento -íntimamente relacionada con el derecho a la nacionalidad estadounidense de los hijos de inmigrantes ilegales- volvió a ser motivo de polémica.

Esta semana, legisladores conservadores de cinco estados presentaron en Washington una campaña a nivel nacional para intentar limitar ese derecho, que para ciertos sectores del Partido Republicano se está convirtiendo en uno de los puntos principales de su política migratoria.

"Estamos aquí para lanzar un mensaje público al Congreso. Queremos acabar con la invasión ilegal de extranjeros que está teniendo un impacto negativo en nuestros estados", indicó Daryl Metcalfe, representante republicana por el estado de Pennsylvania, en declaraciones citadas por el diario New York Times.

Pero esta campaña desató críticas inmediatas por parte de grupos en defensa de los derechos civiles e, incluso, de algunos sectores republicanos.

Al oponerse al derecho por nacimiento a la nacionalidad -alegan- se está cuestionando un derecho recogido en la décimo cuarta enmienda de la Constitución estadounidense, en la que se afirma que "toda persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos, y sujeta por ello a tal jurisdicción, es ciudadana de Estados Unidos y del Estado en que resida".

¿Cómo es en otros países?

Para algunos, la relación causa efecto entre nacimiento y nacionalidad es un vínculo natural, pero, ¿es realmente así? ¿sucede de ese modo en todos los países?

De hecho, no. Hay grandes diferencias en el modo en que los países conceden -o no- la nacionalidad a personas nacidas en su territorio de padres extranjeros.

Una de las corrientes aplica el conocido como "ius soli" -derecho de suelo, en latín-, según el cual, el recién nacido adopta la nacionalidad del lugar en que nace, independientemente del origen de sus padres.

"Según la clásica teoría del 'ius soli', lo que sirve como fuente de la nacionalidad de una persona es el lugar donde ha nacido y eso es independiende de cuál es la nacionalidad de los padres", apuntó el constitucionalista argentino Daniel Sabsay en diálogo con BBC Mundo.

Ésta es la tradición que rige en Estados Unidos, Canadá y en la mayor parte de América Latina.

América Latina

En Argentina, por ejemplo, según la Ley de Nacionalidad nº 346, adoptada en 1869, pero todavía en vigor, "son argentinos todos los nacidos en el territorio de la República Argentina, sea cual fuere la nacionalidad de sus padres".

Textos legales similares rigen en Cuba, Chile, Uruguay, México y Venezuela, entre otros.

"Los países latinoamericanos, en general, adoptaron el mismo principio. Son países de inmigración, así que, para favorecer la inmigración, por contradicción con el sistema europeo, en el que la nacionalidad viene dada por la sangre de los padres, en nuestros países se adoptó el derecho de suelo", señaló Sabsay.

"Las constituciones del siglo XIX tenían como política poblar países sumamente despoblados. El mismo espíritu tenía la constitución estadounidense", agregó el experto.

Europa, más restrictiva

Pasaporte británico.

"Pasaporte británico."

Paradójicamente, en muchos países de Europa no prevalece el derecho de suelo, sino el "ius sanguinis", derecho de sangre en latín.

"El 'ius sanguinis' es el derecho a tener la nacionalidad de los padres, de aquellos de los que se desciende", indicó Sabsay.

En Alemania, quizá el caso más emblemático de la aplicación del "ius sanguinis", hasta 2000, sólo los hijos de alemanes obtenían la nacionalidad alemana.

Después de 2000, también pueden adquirir esa condición los hijos de extranjeros nacidos en Alemania siempre que al menos uno de sus padres resida de manera legal en aquel país durante más de ocho años o disponga de un permiso de residencia permanente desde hace tres.

Otros países europeos, en cambio, tienen una normativa más abierta, que mezcla el "ius solis" y el "ius sanguinis".

El Reino Unido, que tradicionalmente aplicó el derecho de suelo, realizó una reforma en 1983, en virtud de la cual, para la adquisición de la nacionalidad por nacimiento, los padres extranjeros deben tener "residencia estable" en suelo británico.

Nacionalidad no automática

Tampoco en España todos los hijos de extranjeros son considerados españoles.

Según el Código Civil, un niño nacido en territorio español de padres extranjeros será considerado español sólo si sus progenitores "carecieren de nacionalidad o si la legislación de ninguno de ellos atribuye al hijo nacionalidad".

Una normativa similar rige en Francia, donde el Código Civil establece que "el simple nacimiento en Francia no implica la atribución de la nacionalidad francesa más que a los niños nacidos de padres desconocidos, apátridas, o de padres extranjeros que no pueden transmitirle su nacionalidad".

"Con las legislaciones basadas en el 'ius sanguinis', se tiende a conservar nacionales, incluso aquellos que dejan el territorio. Tiene que ver mucho más con países de emigración que con países de inmigración", explicó Sabsay.

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