lunes, 28 de noviembre de 2011

OPINOMETRO

Blanco&negro


Con la paciencia del investigador, Fray Diego García oriundo de Cartagena de Indias fue coleccionando una tras otra miles de muestras de la riqueza vegetal del Reino de la Nueva Granada para el herbario de la expedición botánica, su curiosidad era tal que ansioso por explorar el tesoro que se presentaba a sus ojos, recolectó datos de la fauna y de los minerales que se topaba a su paso, su formación de herbolario fue desbordada por su espíritu de hombre de ciencia. Igual sensibilidad embargaba el ánimo de otros criollos vinculados a esta magna empresa: Francisco José de Caldas, Pedro Fermín de Vargas, Francisco Javier Matiz, Francisco Antonio Zea, Jorge Tadeo Lozano, Salvador Rizo, Sinforoso Mutis y Eloy Valenzuela.

El valor del mundo que descubrían insufló el alma de quienes comprendieron que la hora de la libertad había llegado, era necesario romper las cadenas de la dominación de la Corona Española, que paradójicamente financió la expedición con el ánimo de explotar económicamente sus hallazgos.

La mirada de Mutis no llegaba únicamente a la superficie del globo terráqueo, sabia de la importancia de explorar el cosmos y por ello propició la construcción del Observatorio Astronómico del cual fue director el Sabio Caldas.

La remembranza de este momento culminante del conocimiento en el Nuevo Reino de Granada previo a la gesta de emancipación, obedece a la importancia que reviste para el futuro de nuestra nación el éxito de la movilización estudiantil, que frenó el proceso de liquidación de las universidades públicas de formación superior en las que aún perviven núcleos de investigadores, que pese a las enormes limitaciones presupuestales, continúan haciendo de la ciencia un instrumento para la redención de la sociedad. La comunidad científica reunida en esos claustros aún dispone de algún grado de libertad para decidir que estudiar y cómo hacerlo, sin la cortapisa de un inversionista urgido por la rentabilidad, incluso independientemente de los efectos nocivos que ocasione su producto.

A los inversionistas que puedan llegar como consecuencia de las nuevas gabelas que incorporan los TLC, poco les importa el impacto negativo que en materia de ambiente, condiciones laborales, oportunidades de trabajo u otros efectos adversos se presenten en la sociedad colombiana, al mismo tiempo no requieren elevados niveles de conocimiento porque eso está reservado para sus naciones de origen, de tal suerte que al igual que a los realistas no les tembló la mano para ejecutar a Caldas con el argumento de que: “España no necesita sabios”, a los gringos y sus lacayos nacionales, poco les importa una educación avanzada porque las Multinacionales solo necesitan mano de obra calificada y barata, la investigación y desarrollo están reservadas para la metrópoli.

La lección que nos deja ese pasaje de la historia nacional, tiene que ver con el futuro que queremos para nuestra Nación, si aspiramos a lograr nuevamente la independencia perdida y causante de todas nuestras desgracias o por el contrario estamos dispuestos a sucumbir frente al sofisticado dominio imperialista apuntalado por los gobiernos de turno.

Rindamos homenaje a los jóvenes que nos dieron una demostración de los logros de la resistencia civil, acompañándolos en el empeño de alcanzar una educación pública de calidad y gratuita, que trace los nuevos rumbos por los que debe transitar nuestro pueblo.

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