Blanco&negro
FRAUDEEl relato de la sobreviviente más famosa de los atentados del 11 de septiembre era muestra de heroísmo y superación. Pero su historia tenía un problema: no era real. En el aniversario del ataque, un documental cuenta cómo la española Alicia Esteve se hizo pasar por una víctima que nunca existió.
El polémico caso de la mujer que engañó al país, cuyo fraude fue expuesto por The New York Times, vuelve a ser el centro de atención con el documental The woman who wasn't there (traducido como La mentira). La cinta, transmitida por el canal NatGeo para su reciente especial sobre el 11 de septiembre, está basada en un libro del mismo nombre escrito por Robin Gaby Fisher y Angelo J. Guglielmo.
"Cuando conocías a Tania en persona y oías su increíble historia, no podías evitar querer protegerla", dijo a SEMANA Guglielmo, quien conoció y fue gran amigo de la protagonista. No era para menos. La trágica historia de Tania era cautivadora y las quemaduras y cicatrices de su brazo atestiguaban su dura experiencia. Según ella, estaba en el piso 78 de la torre sur haciendo un negocio en nombre de su empresa, Merrill Lynch, cuando se estrelló el segundo avión. Su escape fue tan milagroso que solo otras 18 personas de las que estaban allí y en los pisos superiores, vivieron para contarlo.
Según su relato, Tania despertó cinco días después en un hospital. Decía que la única razón por la que logró salir con vida era Dave, con quien tenía planes de casarse. Pero a los pocos días se enteró de que su amado había muerto cuando los edificios colapsaron. Su pérdida y sufrimiento eran terribles, pero lejos de echarse a la pena, decidió ser la voz de los sobrevivientes.
En 2004 intercambió correos electrónicos con el fundador de una organización sin ánimo de lucro que apoya a quienes lograron escapar del World Trade Center. Su popularidad atrajo decenas de personas y el grupo empezó a crecer. Tania era una abanderada del proyecto, prestaba su apartamento y sacaba de su propio bolsillo para financiar algunos eventos. Incluso, su historia llegó a la cúpula del poder en la gran manzana. Cuando la red empezó a ofrecer tours de la zona en 2005, ella guió el primer grupo que incluía a visitantes de la talla del entonces alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, el exalcalde Rudy Giuliani y el gobernador de turno, George Pataki. Su desprendida labor fue recompensada y se convirtió en la presidenta de la organización.
Pero la historia de Tania tenía muchas fallas. Guglielmo, a quien conoció en un entrenamiento para los tours en la Zona Cero, contó a esta revista: "A veces se le cruzaban los datos. Decía trabajar para una compañía, luego para otra. Un día Dave era su esposo, otro, era su novio. Pero uno pensaba que se confundía porque aún no había superado el trauma". Poco a poco, las inconsistencias de su relato se hicieron más evidentes.
El diario The New York Times, el que le dio la cobertura más amplia a los ataques e hizo perfiles de todos los sobrevivientes, comenzó a sospechar cuando salió un artículo publicado en el New York Daily News que recogía el testimonio de Tania Head. El periódico más importante del mundo no entendía cómo se le había escapado semejante historia, así que se puso a investigar.
Tras una breve indagación, descubrió que la firma Merrill Lynch jamás había empleado a alguien llamado Tania Head. Las universidades de Harvard y de Stanford, donde la víctima aseguraba haber estudiado, negaron haber tenido una alumna con ese nombre. La familia de Dave dijo no conocer ni haber visto nunca a la mujer y los correos electrónicos que rescataron de la cuenta del fallecido no la mencionaban. Nada encajaba, así que los periodistas la buscaron. Tania canceló tres entrevistas programadas y después de un tiempo dejó de responder.
Producto de la investigación, el diario catalán La Vanguardia descubrió la identidad de quien timó a la capital del mundo. Era Alicia Esteve Head, hija de una influyente familia barcelonesa. Las cicatrices de su brazo se debían a un accidente automovilístico previo y el día en que cayeron las torres ni siquiera estaba en Estados Unidos.
Cuando se descubrió su mentira, Alicia se alejó de todo y ninguna de las víctimas, enfurecidas con su traición, le volvió a hablar. Tania había convencido a Guglielmo de hacer un documental sobre los sobrevivientes, pero cuando se destapó el fraude, el productor tuvo que replantear todo y la cinta terminó centrándose en su engaño. Aunque él la buscó muchas veces, la mujer siempre rehusó atenderlo. Incluso, el año pasado se la encontró en Nueva York, pero cuando la intentó abordar, ella amenazó con llamar a la Policía.
Hoy no se conoce el paradero de Alicia, pero su fantasma sigue rondando los eventos del 9-11. "Llegó con las mejores intenciones y creo que realmente quería ayudar. Pero había otra parte de ella que necesitaba ser el centro de atención. No quería simplemente ser una sobreviviente, sino ser La Sobreviviente", concluye Guglielmo. Puede que se haya quedado sola, pero si lo que quería era reconocimiento, finalmente lo consiguió.
La impostora
Las quemaduras y cicatrices en su brazo daban fe de su dura experiencia |
Sábado 15 Septiembre 2012
A nadie se le ocurriría cuestionar a una víctima de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Mucho menos a una que sobrevivió el terror en la torre sur, solo para enterarse luego de que su prometido había muerto en la torre norte. Y menos aún si esa persona se convirtió en la presidenta de la Red de sobrevivientes del World Trade Center por no solo promover, sino financiar muchas de las actividades de la organización. Tania Head era considerada la más valiente y entregada de las víctimas. Pero su relato tenía una falla: nada era verdad.
El polémico caso de la mujer que engañó al país, cuyo fraude fue expuesto por The New York Times, vuelve a ser el centro de atención con el documental The woman who wasn't there (traducido como La mentira). La cinta, transmitida por el canal NatGeo para su reciente especial sobre el 11 de septiembre, está basada en un libro del mismo nombre escrito por Robin Gaby Fisher y Angelo J. Guglielmo.
"Cuando conocías a Tania en persona y oías su increíble historia, no podías evitar querer protegerla", dijo a SEMANA Guglielmo, quien conoció y fue gran amigo de la protagonista. No era para menos. La trágica historia de Tania era cautivadora y las quemaduras y cicatrices de su brazo atestiguaban su dura experiencia. Según ella, estaba en el piso 78 de la torre sur haciendo un negocio en nombre de su empresa, Merrill Lynch, cuando se estrelló el segundo avión. Su escape fue tan milagroso que solo otras 18 personas de las que estaban allí y en los pisos superiores, vivieron para contarlo.
Según su relato, Tania despertó cinco días después en un hospital. Decía que la única razón por la que logró salir con vida era Dave, con quien tenía planes de casarse. Pero a los pocos días se enteró de que su amado había muerto cuando los edificios colapsaron. Su pérdida y sufrimiento eran terribles, pero lejos de echarse a la pena, decidió ser la voz de los sobrevivientes.
En 2004 intercambió correos electrónicos con el fundador de una organización sin ánimo de lucro que apoya a quienes lograron escapar del World Trade Center. Su popularidad atrajo decenas de personas y el grupo empezó a crecer. Tania era una abanderada del proyecto, prestaba su apartamento y sacaba de su propio bolsillo para financiar algunos eventos. Incluso, su historia llegó a la cúpula del poder en la gran manzana. Cuando la red empezó a ofrecer tours de la zona en 2005, ella guió el primer grupo que incluía a visitantes de la talla del entonces alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, el exalcalde Rudy Giuliani y el gobernador de turno, George Pataki. Su desprendida labor fue recompensada y se convirtió en la presidenta de la organización.
Pero la historia de Tania tenía muchas fallas. Guglielmo, a quien conoció en un entrenamiento para los tours en la Zona Cero, contó a esta revista: "A veces se le cruzaban los datos. Decía trabajar para una compañía, luego para otra. Un día Dave era su esposo, otro, era su novio. Pero uno pensaba que se confundía porque aún no había superado el trauma". Poco a poco, las inconsistencias de su relato se hicieron más evidentes.
El diario The New York Times, el que le dio la cobertura más amplia a los ataques e hizo perfiles de todos los sobrevivientes, comenzó a sospechar cuando salió un artículo publicado en el New York Daily News que recogía el testimonio de Tania Head. El periódico más importante del mundo no entendía cómo se le había escapado semejante historia, así que se puso a investigar.
Tras una breve indagación, descubrió que la firma Merrill Lynch jamás había empleado a alguien llamado Tania Head. Las universidades de Harvard y de Stanford, donde la víctima aseguraba haber estudiado, negaron haber tenido una alumna con ese nombre. La familia de Dave dijo no conocer ni haber visto nunca a la mujer y los correos electrónicos que rescataron de la cuenta del fallecido no la mencionaban. Nada encajaba, así que los periodistas la buscaron. Tania canceló tres entrevistas programadas y después de un tiempo dejó de responder.
Producto de la investigación, el diario catalán La Vanguardia descubrió la identidad de quien timó a la capital del mundo. Era Alicia Esteve Head, hija de una influyente familia barcelonesa. Las cicatrices de su brazo se debían a un accidente automovilístico previo y el día en que cayeron las torres ni siquiera estaba en Estados Unidos.
Cuando se descubrió su mentira, Alicia se alejó de todo y ninguna de las víctimas, enfurecidas con su traición, le volvió a hablar. Tania había convencido a Guglielmo de hacer un documental sobre los sobrevivientes, pero cuando se destapó el fraude, el productor tuvo que replantear todo y la cinta terminó centrándose en su engaño. Aunque él la buscó muchas veces, la mujer siempre rehusó atenderlo. Incluso, el año pasado se la encontró en Nueva York, pero cuando la intentó abordar, ella amenazó con llamar a la Policía.
Hoy no se conoce el paradero de Alicia, pero su fantasma sigue rondando los eventos del 9-11. "Llegó con las mejores intenciones y creo que realmente quería ayudar. Pero había otra parte de ella que necesitaba ser el centro de atención. No quería simplemente ser una sobreviviente, sino ser La Sobreviviente", concluye Guglielmo. Puede que se haya quedado sola, pero si lo que quería era reconocimiento, finalmente lo consiguió.
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