martes, 11 de septiembre de 2012

Blanco&negro

Los parados de larga duración perderán la nacionalidad española

Independientemente de si se ha nacido en Cuenca o en Lima
En la imagen: Chusma que no merece ser española y, dentro de poco, dejará de serlo.
Fátima Bañez, ministra de Empleo y Seguridad Social, no ceja en su empeño de acabar con la lacra del paro entre los ciudadanos que importan: los españoles. La última iniciativa de su equipo ha sido, en consecuencia con lo anterior, retirar la nacionalidad española a los parados de larga duración que rechacen tres o más ofertas de trabajo. “Aunque sea en Laponia por 300 euros al mes”, ha declarado la ministra. “Es el momento de que todos arrimemos el hombro, el codo, la espinilla y lo que haga falta, porque hemos vivido muchos años por encima de nuestras posibilidades y bla bla bla”.
La pérdida de nacionalidad no afectará solo a los extranjeros que han tenido, en los últimos años, la suerte y el orgullo de ‘naturalizarse’ españoles, sino también a los nacidos en la piel de toro. “Esto no es una medida racista”, ha subrayado la ministra. “Lo mismo da que el vago venga de Lima, de Ontario o de Cuenca: el que no curre, no es español”.
Evidentemente, la pérdida de la nacionalidad irá ligada a la pérdida de cualquier derecho a subsidio y, mucho menos, a ser atendido en la seguridad social. El Gobierno calcula que, de este modo, se pueden ahorrar unos 3.015 millones de euros anuales y que unos 3.000.000 de personas dejarán de ser españoles.
“No hay de qué preocuparse”, ha afirmado Mariano Rajoy en un rapto de locuacidad. “Seremos tres millones menos, sí, pero todo lo que nos quitaremos de encima será chusma, morralla… Como la grasa adiposa al principio de una dieta”.
Las fuerzas de seguridad del Estado ya están alerta ante la avalancha de nuevos ‘sin papeles’ que, de un día para otro, habrá en nuestro país. “Todos deben ser expulsados sin dilación”, clama el comisario Porras. “¿Expulsados a dónde?”, pregunta, ingenua, una becaria, “Si no tienen patria previa, ¿dónde van a ir?”. Y Esperanza Aguirre, que es como una diosa que está en todas partes, responde sin dudar: “Jó, pues que se compren un país, que yo no llego a fin de mes y aquí estoy”.

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