Blanco&negro
El 2012 está terminando apenas una pizca mejor de lo que empezó.
La gran preocupación sigue siendo la recuperación global de la crisis financiera de los años 2007-2008 que, después del repunte económico de los años 2010-2011, se volvió a manifestar con la debacle de la deuda soberana y el temor a una nueva recesión mundial.
En este contexto, cinco eventos marcaron la economía del 2012 y seguirán siendo decisivos el año próximo.
1. Crisis del euro
En enero del 2012, el diario británico Financial Times le preguntó a 83 economistas si creían que la eurozona sobreviviría los 12 meses con todos su miembros. Solo el 43 por ciento dijo que sí.
Hoy es fácil decir que ese porcentaje se equivocó, pero lo cierto es que no fue por mucho.
Para mantener a la eurozona intacta se necesitó una intervención de alrededor de un billón de euros del Banco Central Europeo (BCE), un rescate de los bancos de España y varios acuerdos que evitaron a último momento la cesación de pagos de Grecia (el último fue de US$44.000 millones de euros desembolsados en diciembre).
El punto de inflexión de la crisis se produjo en julio, cuando el presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró que haría "todo lo necesario" para salvar al euro.
España e Italia estaban preparándose para un verano de ataques especulativos: el fantasma de una desintegración violenta estaba en el aire.
"Las intervenciones de Draghi y los gobiernos europeos fue decisiva para los inversores y las empresas al dejar en claro que había la voluntad política necesaria para evitar la desintegración de la eurozona", le comentó a BBC Mundo Marie Dirone, economista senior de la consultora internacional Ernest & Young.
El fantasma de una desintegración no solo afectaba a las 17 naciones que tienen al euro como moneda única. Según los expertos, la estabilidad financiera del mundo entero estaba en peligro.
2. Los bancos
El sistema financiero internacional se ha convertido en un paciente con pronóstico reservado. El cáncer descubierto en los años 2007-2008 fue neutralizado, pero el peligro de metástasis sigue latente. En el 2012 el paciente experimentó varias recaídas.
En junio, el ministro de Economía de España, Luis de Guindos, obtuvo de la Unión Europea un rescate de hasta US$131.000 millones para sanear su sistema financiero.
Uno de los riesgos más graves de una debacle española era el efecto contagio por el impacto que una bancarrota tendría en sus acreedores (bancos alemanes, franceses y, en menor medida, de Estados Unidos).
España fue el rescate más sonado, pero no el único. En junio, Francia, Bélgica y Luxemburgo, dueños del banco Dexia, tuvieron que aumentar su garantía de la entidad en US$ 13.000 millones: hoy, la suma total del respaldo es de US$72.000 millones.
"Estas intervenciones disminuyeron el riesgo de crisis sistémica. Pero todavía hay muchos problemas por resolver en términos de deudas incobrables, reestructuraciones bancarias y achicamiento del sector", le dijo Marie Dirone a BBC Mundo.
A estas fragilidades se añadió una catarata de escándalos que minó aún más la alicaída reputación del sistema financiero.
Desde la manipulación de la tasa Libor, valor de referencia de billones de operaciones financieras en todo el mundo, hasta las denuncias en Estados Unidos de lavado de dinero contra entidades de renombre internacional como HSBC y Standard Chartered, el concepto del banco como sinónimo de fiabilidad y seguridad cayó por el suelo.
3. La desaceleración china
La crisis de la eurozona tuvo un impacto global que alcanzó a la nueva estrella del firmamento internacional, China.
Con 30 años de crecimiento económico de alrededor del 9 por ciento, la repentina caída de un 7,9 por ciento a un 7,5 por ciento este año generó alarma mundial.
El tropiezo se debió en gran medida al impacto que la crisis de la Unión Europea -principal socio comercial de China- tuvo sobre sus exportaciones.
La desaceleración china tuvo un efecto dominó. En septiembre, el Banco Mundial afirmó que Asia crecería un 7,2 por ciento y no un 7,6 por ciento. La diferencia puede parecer minúscula en un marco de alto crecimiento, pero son décimas que tienen fuertes impacto económico y social.
América Latina acusó el golpe. En la primera mitad del 2012, las exportaciones de Brasil a China se redujeron a la mitad, y el precio del cobre, principal producto de Chile y tercero de Perú, cayó a su nivel más bajo, debido al enfriamiento económico del gigante oriental.
Pero el año está terminando con mejores perspectivas. La producción fabril china está repuntando, y el mismo Banco Mundial ha modificado al alza sus predicciones para China en el 2013.
4. Elecciones
Las elecciones en Francia, Estados Unidos y Japón, así como el cambio de guardia en China, son eventos políticos con una fuerte proyección económica.
No es lo mismo Barack Obama en la Casa Blanca que un 2013 con Mitt Romney. Algo similar puede decirse de Francois Hollande y Nicolas Sarkozy en Francia.
No es que la distancia entre estas opciones sea abismal, pero no cabe duda de que Obama y Hollande representan una alternativa más cercana a una suerte de neokeynesianismo, con acento en la inversión fiscal y la redistribución, mientras que Sarkozy y, sobre todo Romney, hubieran inclinado la balanza decididamente hacia la austeridad fiscal y el recorte impositivo a los ricos.
Con la tercera economía mundial, Japón, el gran interrogante es si el conservador liberal demócrata Shinzo Abe, electo en diciembre, tiene la llave para la recuperación nipona. Abe prometió un masivo programa de inversión en infraestructura y una serie de medidas monetarias. Su elección es también importante para calmar las aguas en el diferendo territorial que tiene con China que, según algunos analistas, prefiere su figura a la del reformista Partido Democrático.
Otro gran interrogante es China, que renovó las autoridades del Partido Comunista (PC) para los próximos diez años en noviembre. Según muchos analistas, el gigante asiático tiene que acelerar un programa de reformas para afianzar su modelo político-económico. La pregunta es si el nuevo secretario general del PC chino, Xi Jinping, se inclinará por la reforma o buscará la continuidad y la estabilidad por sobre todas las cosas.
En sus primeros mensajes, exquisitamente equilibrados e impenetrables, Xi Jinping señaló que eran importantes tanto el cambio como la continuidad.
5. El "abismo fiscal" en EE. UU.
Las elecciones de noviembre definieron solo la mitad de la incógnita sobre el rumbo de la primera economía mundial.
No se había terminado de contar los votos cuando la atención se desplazó al llamado "abismo fiscal", un incremento automático de impuestos y un corte del gasto público que podría entrar en vigencia a principios del 2013 si antes no se logra un acuerdo político para cambiar la ley.
Según la ley, el déficit debe reducirse a aproximadamente la mitad en los primeros días del año próximo. El efecto de una medida tan drástica sería inevitablemente una profunda recesión.
Cuando en vísperas de las fiestas quedó claro que el presunto espíritu navideño de la reconciliación no había llegado al Congreso y, en especial, al Partido Republicano, que desautorizó abiertamente una oferta de su propio líder en las negociaciones, el mundo entero temió lo peor.
Una recesión en Estados Unidos tendría un fuerte impacto sobre China, intensificaría las tendencias recesivas de Japón y la eurozona y golpearía duramente a América Latina.
Por lo pronto, el presidente Barack Obama decidió interrumpir sus vacaciones en Hawai para regresar a Washington este miércoles, con el fin de intentar llegar a un acuerdo con los republicanos y evitar un "infeliz" comienzo del 2013.
Cinco grandes eventos que marcaron la economía en el 2012
Por BBC Mundo
MUNDODel temor al "abismo fiscal" en EE. UU. a la crisis del euro, BBC Mundo analiza la sombra que proyectan estos hechos sobre el 2013 en todo el mundo.
BBCMUNDO.COM
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La gran preocupación sigue siendo la recuperación global de la crisis financiera de los años 2007-2008 que, después del repunte económico de los años 2010-2011, se volvió a manifestar con la debacle de la deuda soberana y el temor a una nueva recesión mundial.
En este contexto, cinco eventos marcaron la economía del 2012 y seguirán siendo decisivos el año próximo.
1. Crisis del euro
En enero del 2012, el diario británico Financial Times le preguntó a 83 economistas si creían que la eurozona sobreviviría los 12 meses con todos su miembros. Solo el 43 por ciento dijo que sí.
Hoy es fácil decir que ese porcentaje se equivocó, pero lo cierto es que no fue por mucho.
Para mantener a la eurozona intacta se necesitó una intervención de alrededor de un billón de euros del Banco Central Europeo (BCE), un rescate de los bancos de España y varios acuerdos que evitaron a último momento la cesación de pagos de Grecia (el último fue de US$44.000 millones de euros desembolsados en diciembre).
El punto de inflexión de la crisis se produjo en julio, cuando el presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró que haría "todo lo necesario" para salvar al euro.
España e Italia estaban preparándose para un verano de ataques especulativos: el fantasma de una desintegración violenta estaba en el aire.
"Las intervenciones de Draghi y los gobiernos europeos fue decisiva para los inversores y las empresas al dejar en claro que había la voluntad política necesaria para evitar la desintegración de la eurozona", le comentó a BBC Mundo Marie Dirone, economista senior de la consultora internacional Ernest & Young.
El fantasma de una desintegración no solo afectaba a las 17 naciones que tienen al euro como moneda única. Según los expertos, la estabilidad financiera del mundo entero estaba en peligro.
2. Los bancos
El sistema financiero internacional se ha convertido en un paciente con pronóstico reservado. El cáncer descubierto en los años 2007-2008 fue neutralizado, pero el peligro de metástasis sigue latente. En el 2012 el paciente experimentó varias recaídas.
En junio, el ministro de Economía de España, Luis de Guindos, obtuvo de la Unión Europea un rescate de hasta US$131.000 millones para sanear su sistema financiero.
Uno de los riesgos más graves de una debacle española era el efecto contagio por el impacto que una bancarrota tendría en sus acreedores (bancos alemanes, franceses y, en menor medida, de Estados Unidos).
España fue el rescate más sonado, pero no el único. En junio, Francia, Bélgica y Luxemburgo, dueños del banco Dexia, tuvieron que aumentar su garantía de la entidad en US$ 13.000 millones: hoy, la suma total del respaldo es de US$72.000 millones.
"Estas intervenciones disminuyeron el riesgo de crisis sistémica. Pero todavía hay muchos problemas por resolver en términos de deudas incobrables, reestructuraciones bancarias y achicamiento del sector", le dijo Marie Dirone a BBC Mundo.
A estas fragilidades se añadió una catarata de escándalos que minó aún más la alicaída reputación del sistema financiero.
Desde la manipulación de la tasa Libor, valor de referencia de billones de operaciones financieras en todo el mundo, hasta las denuncias en Estados Unidos de lavado de dinero contra entidades de renombre internacional como HSBC y Standard Chartered, el concepto del banco como sinónimo de fiabilidad y seguridad cayó por el suelo.
3. La desaceleración china
La crisis de la eurozona tuvo un impacto global que alcanzó a la nueva estrella del firmamento internacional, China.
Con 30 años de crecimiento económico de alrededor del 9 por ciento, la repentina caída de un 7,9 por ciento a un 7,5 por ciento este año generó alarma mundial.
El tropiezo se debió en gran medida al impacto que la crisis de la Unión Europea -principal socio comercial de China- tuvo sobre sus exportaciones.
La desaceleración china tuvo un efecto dominó. En septiembre, el Banco Mundial afirmó que Asia crecería un 7,2 por ciento y no un 7,6 por ciento. La diferencia puede parecer minúscula en un marco de alto crecimiento, pero son décimas que tienen fuertes impacto económico y social.
América Latina acusó el golpe. En la primera mitad del 2012, las exportaciones de Brasil a China se redujeron a la mitad, y el precio del cobre, principal producto de Chile y tercero de Perú, cayó a su nivel más bajo, debido al enfriamiento económico del gigante oriental.
Pero el año está terminando con mejores perspectivas. La producción fabril china está repuntando, y el mismo Banco Mundial ha modificado al alza sus predicciones para China en el 2013.
4. Elecciones
Las elecciones en Francia, Estados Unidos y Japón, así como el cambio de guardia en China, son eventos políticos con una fuerte proyección económica.
No es lo mismo Barack Obama en la Casa Blanca que un 2013 con Mitt Romney. Algo similar puede decirse de Francois Hollande y Nicolas Sarkozy en Francia.
No es que la distancia entre estas opciones sea abismal, pero no cabe duda de que Obama y Hollande representan una alternativa más cercana a una suerte de neokeynesianismo, con acento en la inversión fiscal y la redistribución, mientras que Sarkozy y, sobre todo Romney, hubieran inclinado la balanza decididamente hacia la austeridad fiscal y el recorte impositivo a los ricos.
Con la tercera economía mundial, Japón, el gran interrogante es si el conservador liberal demócrata Shinzo Abe, electo en diciembre, tiene la llave para la recuperación nipona. Abe prometió un masivo programa de inversión en infraestructura y una serie de medidas monetarias. Su elección es también importante para calmar las aguas en el diferendo territorial que tiene con China que, según algunos analistas, prefiere su figura a la del reformista Partido Democrático.
Otro gran interrogante es China, que renovó las autoridades del Partido Comunista (PC) para los próximos diez años en noviembre. Según muchos analistas, el gigante asiático tiene que acelerar un programa de reformas para afianzar su modelo político-económico. La pregunta es si el nuevo secretario general del PC chino, Xi Jinping, se inclinará por la reforma o buscará la continuidad y la estabilidad por sobre todas las cosas.
En sus primeros mensajes, exquisitamente equilibrados e impenetrables, Xi Jinping señaló que eran importantes tanto el cambio como la continuidad.
5. El "abismo fiscal" en EE. UU.
Las elecciones de noviembre definieron solo la mitad de la incógnita sobre el rumbo de la primera economía mundial.
No se había terminado de contar los votos cuando la atención se desplazó al llamado "abismo fiscal", un incremento automático de impuestos y un corte del gasto público que podría entrar en vigencia a principios del 2013 si antes no se logra un acuerdo político para cambiar la ley.
Según la ley, el déficit debe reducirse a aproximadamente la mitad en los primeros días del año próximo. El efecto de una medida tan drástica sería inevitablemente una profunda recesión.
Cuando en vísperas de las fiestas quedó claro que el presunto espíritu navideño de la reconciliación no había llegado al Congreso y, en especial, al Partido Republicano, que desautorizó abiertamente una oferta de su propio líder en las negociaciones, el mundo entero temió lo peor.
Una recesión en Estados Unidos tendría un fuerte impacto sobre China, intensificaría las tendencias recesivas de Japón y la eurozona y golpearía duramente a América Latina.
Por lo pronto, el presidente Barack Obama decidió interrumpir sus vacaciones en Hawai para regresar a Washington este miércoles, con el fin de intentar llegar a un acuerdo con los republicanos y evitar un "infeliz" comienzo del 2013.
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