Blanco&negro
CRISISEspaña camina al borde del abismo.El Banco Central Europeo dijo que respalda al país ibérico para no poner en peligro a la Eurozona. Pero sigue la incertidumbre.
Qué pasa si España se quiebra
Mariano Rajoy tendrá que capotear la crisis económica y el creciente malestar de la sociedad española. |
Sábado 28 Julio 2012
España afrontó en los últimos días una de las peores embestidas de los mercados internacionales ante la incertidumbre por la suerte de su economía. La nación quedó muy cerca del abismo y muchos esperaban que saliera a pedir un rescate total de su deuda pública, o peor aún, que entrara en un default, es decir, que se declarara en quiebra y no fuera capaz de cumplir sus millonarias obligaciones.
La situación llegó a un momento crítico el 25 de julio cuando la prima de riesgo -el diferencial entre el interés al que cotiza la deuda española frente a la alemana- rozó los 650 puntos, niveles similares a los de Grecia, una de las primeras naciones de la Eurozona en pedir un rescate para evitar la cesación de pagos.
Pero cuando se esperaba la estocada final, el Banco Central Europeo (BCE) le lanzó un nuevo capote. El presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró que la institución haría todo para proteger la Eurozona y salvarla del colapso. "Durante mi mandato, el BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente. Si esto es una cuestión de poder, el euro va a ganar a los mercados", dijo. Estas palabras apaciguaron inmediatamente a los mercados que entendieron que la entidad no dejaría hundir a España. La prima de riesgo quedó por debajo de los 600 puntos y el precio de las acciones aumentó a niveles que no se veían desde hacía dos años.
Con este anuncio se abrieron varias opciones para buscarle una salida a la crisis española, que van desde la posibilidad de inyectarle recursos adicionales a los aprobados o comprar bonos públicos para reducir la presión sobre la deuda. Las medidas se materializarán en las próximas semanas.
A pesar de este respiro temporal, persiste la incertidumbre sobre la suerte del país ibérico. El rescate bancario por 100.000 millones de euros que aprobó el BCE no logró contener el nerviosismo de los inversionistas, que cada vez exigen el pago de mayores intereses. Los temores crecieron la semana pasada cuando el gobierno anunció que tenía liquidez (caja) para un par de meses. A ello se sumaron los problemas financieros de las comunidades autónomas, cuya deuda supera los 140.000 millones de euros. La Comunidad de Valencia fue la primera en adherirse al Fondo de Liquidez Autónomo que tiene el Ejecutivo para que estas entidades territoriales puedan hacerle frente a sus problemas de pago. Pero otras seis están esperando que un Estado que no tiene recursos les tienda la mano: son ellas Cataluña, Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares, Canarias y Andalucía, que afrontarán millonarios vencimientos en los próximos meses.
Este hueco fiscal regional alimentó los temores sobre la posibilidad de que el país termine pidiendo un rescate total para pagar sus obligaciones, que ascienden al 90 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB): cerca de 990.000 millones de euros. La crisis se presenta en medio de un panorama de recesión y de gran malestar social. El desempleo ronda el 25 por ciento y varios sectores económicos están paralizados, entre ellos la construcción, que tiene más de 1 millón de viviendas sin vender, producto del estallido de la burbuja hipotecaria en 2008.
Además, está en marcha un durísimo ajuste fiscal que anunció hace unas semanas el gobierno de Mariano Rajoy a cambio de la ayuda europea. El apretón implica recortar gastos por 65.000 millones de euros e incluye aumentar el IVA del 18 al 21 por ciento, suspender la prima de Navidad para los empleados públicos y disminuir los subsidios a varios sectores de la población, entre otras medidas.
A capotear la crisis
Rajoy tendrá que capotear el creciente malestar en la población. Las protestas en las principales ciudades son ahora una constante. La semana pasada más de 100 organizaciones sociales y representantes de las principales centrales obreras anunciaron la creación de la Cumbre Social, una plataforma de resistencia contra el paquete de ajuste. Una de las primeras acciones será una marcha desde todos los rincones del país hacia Madrid, programada para el 15 de septiembre. Después pedirán al gobierno que convoque a un referéndum sobre las medidas aprobadas y si no hay luz verde convocarán a una huelga general. .
Esta compleja situación hace temer que España termine en un futuro cercano recorriendo el mismo camino de Grecia. Rafael Doménech, economista jefe para España y Europa del BBVA, dijo a SEMANA que con las tensiones actuales es evidente que los ibéricos necesitan la ayuda de las instituciones europeas para estabilizar los mercados de deuda soberana, es decir, un rescate total. Dice que para salir de la crisis se necesita trabajar en dos frentes: a nivel nacional, en los ajustes y reformas necesarios para devolver a la economía a una senda de crecimiento, y a nivel de la Eurozona, hay que avanzar hacia una mayor integración fiscal, monetaria y política.
Para Jaime Pastor, politólogo del Partido Comunista Español, es urgente que cualquier mecanismo de ayuda se ponga en marcha en el menor tiempo posible porque entre más se demore más crece la incertidumbre. "La helenización de España preocupa a la mayoría de la sociedad española que ve avanzar los problemas sin que se tomen las medidas adecuadas". Dice que el problema principal es que ni las élites políticas o financieras tienen claras cuáles son las salidas.
Aunque el gobierno de Rajoy ha negado insistentemente que vaya a pedir un rescate total, su credibilidad no es la mejor porque hizo lo mismo horas antes de acudir al rescate bancario. Una ayuda generalizada tiene grandes implicaciones para la Eurozona. Si para el rescate de Grecia, un país pequeño, se desembolsaron más de 300.000 millones de euros, España, la cuarta economía de la región, demandará un monto mucho mayor. Si se tuvieran que girar los 500.000 millones de euros que tienen como colchón el Fondo Europeo de Estabilización Financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilización, se agotarían los dineros y, en caso de que Italia entre en problemas, no habría cómo ayudarla. Pero José Luis Peydró, analista español, tiene otra visión. Dice que el rescate reforzaría la unión monetaria al coordinarse cada vez más la política bancaria con las políticas económicas y fiscales.
Por lo anunciado por Mario Draghi, las autoridades europeas están dispuestas a tenderle la mano a España porque son concientes de que el peor de los escenarios es la quiebra del país ibérico, al estilo argentino, es decir, que entre en default. Esto sería una estocada mortal a la Eurozona y a la unión monetaria. Por esa razón, el BCE acudió al salvamento.
Los más interesados en que los españoles salgan adelante son Alemania, Italia, Francia y Portugal, algunos de sus principales acreedores. La insolvencia sería una catástrofe para las entidades financieras de estos países que afrontan, a su vez, problemas por el débil crecimiento de sus economías. Incluso la poderosa Alemania, que con la mano dura de su canciller Angela Merkel, ha forzado a los países a mantener una dura disciplina fiscal, no está libre de este contagio. La semana pasada la agencia calificadora de riesgo Moody's puso en perspectiva negativa, para una posible rebaja, la calificación que otorga a 17 bancos alemanes y amenazó con rebajar la calificación de la deuda soberana de Alemania, Holanda y Luxemburgo ante temores de que España e Italia terminen necesitando un rescate.
César Ferrari, profesor de Economía de la Universidad Javeriana, dice que un default español significaría la quiebra de los bancos europeos y arrastraría a Alemania. Considera que se necesitan medidas expansionistas, como lo ha señalado el premio Nobel de Economía Paul Krugman, porque con las medidas de ajuste lo que se hace es ahogar más el consumo. España, por su parte, se hundiría en una espiral de una prolongada recesión, más desempleo y una corrida bancaria.
Muchos esperan que no se cumplan las profecías de Krugman, quien ha vaticinado la quiebra de Grecia, el fin del euro y el agravamiento de los problemas en España, si Alemania no cede en su duro ajuste fiscal. Con los anuncios de los últimos días del BCE, parece que Alemania y las autoridades monetarias de la Eurozona están doblando la página para no dejarse ganar por la fuerza de los mercados. Pero todavía no está dicha la última palabra. La crisis de Grecia ha demostrado cómo pueden fallar todos los pronósticos.
Pero cuando se esperaba la estocada final, el Banco Central Europeo (BCE) le lanzó un nuevo capote. El presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró que la institución haría todo para proteger la Eurozona y salvarla del colapso. "Durante mi mandato, el BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente. Si esto es una cuestión de poder, el euro va a ganar a los mercados", dijo. Estas palabras apaciguaron inmediatamente a los mercados que entendieron que la entidad no dejaría hundir a España. La prima de riesgo quedó por debajo de los 600 puntos y el precio de las acciones aumentó a niveles que no se veían desde hacía dos años.
Con este anuncio se abrieron varias opciones para buscarle una salida a la crisis española, que van desde la posibilidad de inyectarle recursos adicionales a los aprobados o comprar bonos públicos para reducir la presión sobre la deuda. Las medidas se materializarán en las próximas semanas.
A pesar de este respiro temporal, persiste la incertidumbre sobre la suerte del país ibérico. El rescate bancario por 100.000 millones de euros que aprobó el BCE no logró contener el nerviosismo de los inversionistas, que cada vez exigen el pago de mayores intereses. Los temores crecieron la semana pasada cuando el gobierno anunció que tenía liquidez (caja) para un par de meses. A ello se sumaron los problemas financieros de las comunidades autónomas, cuya deuda supera los 140.000 millones de euros. La Comunidad de Valencia fue la primera en adherirse al Fondo de Liquidez Autónomo que tiene el Ejecutivo para que estas entidades territoriales puedan hacerle frente a sus problemas de pago. Pero otras seis están esperando que un Estado que no tiene recursos les tienda la mano: son ellas Cataluña, Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares, Canarias y Andalucía, que afrontarán millonarios vencimientos en los próximos meses.
Este hueco fiscal regional alimentó los temores sobre la posibilidad de que el país termine pidiendo un rescate total para pagar sus obligaciones, que ascienden al 90 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB): cerca de 990.000 millones de euros. La crisis se presenta en medio de un panorama de recesión y de gran malestar social. El desempleo ronda el 25 por ciento y varios sectores económicos están paralizados, entre ellos la construcción, que tiene más de 1 millón de viviendas sin vender, producto del estallido de la burbuja hipotecaria en 2008.
Además, está en marcha un durísimo ajuste fiscal que anunció hace unas semanas el gobierno de Mariano Rajoy a cambio de la ayuda europea. El apretón implica recortar gastos por 65.000 millones de euros e incluye aumentar el IVA del 18 al 21 por ciento, suspender la prima de Navidad para los empleados públicos y disminuir los subsidios a varios sectores de la población, entre otras medidas.
A capotear la crisis
Rajoy tendrá que capotear el creciente malestar en la población. Las protestas en las principales ciudades son ahora una constante. La semana pasada más de 100 organizaciones sociales y representantes de las principales centrales obreras anunciaron la creación de la Cumbre Social, una plataforma de resistencia contra el paquete de ajuste. Una de las primeras acciones será una marcha desde todos los rincones del país hacia Madrid, programada para el 15 de septiembre. Después pedirán al gobierno que convoque a un referéndum sobre las medidas aprobadas y si no hay luz verde convocarán a una huelga general. .
Esta compleja situación hace temer que España termine en un futuro cercano recorriendo el mismo camino de Grecia. Rafael Doménech, economista jefe para España y Europa del BBVA, dijo a SEMANA que con las tensiones actuales es evidente que los ibéricos necesitan la ayuda de las instituciones europeas para estabilizar los mercados de deuda soberana, es decir, un rescate total. Dice que para salir de la crisis se necesita trabajar en dos frentes: a nivel nacional, en los ajustes y reformas necesarios para devolver a la economía a una senda de crecimiento, y a nivel de la Eurozona, hay que avanzar hacia una mayor integración fiscal, monetaria y política.
Para Jaime Pastor, politólogo del Partido Comunista Español, es urgente que cualquier mecanismo de ayuda se ponga en marcha en el menor tiempo posible porque entre más se demore más crece la incertidumbre. "La helenización de España preocupa a la mayoría de la sociedad española que ve avanzar los problemas sin que se tomen las medidas adecuadas". Dice que el problema principal es que ni las élites políticas o financieras tienen claras cuáles son las salidas.
Aunque el gobierno de Rajoy ha negado insistentemente que vaya a pedir un rescate total, su credibilidad no es la mejor porque hizo lo mismo horas antes de acudir al rescate bancario. Una ayuda generalizada tiene grandes implicaciones para la Eurozona. Si para el rescate de Grecia, un país pequeño, se desembolsaron más de 300.000 millones de euros, España, la cuarta economía de la región, demandará un monto mucho mayor. Si se tuvieran que girar los 500.000 millones de euros que tienen como colchón el Fondo Europeo de Estabilización Financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilización, se agotarían los dineros y, en caso de que Italia entre en problemas, no habría cómo ayudarla. Pero José Luis Peydró, analista español, tiene otra visión. Dice que el rescate reforzaría la unión monetaria al coordinarse cada vez más la política bancaria con las políticas económicas y fiscales.
Por lo anunciado por Mario Draghi, las autoridades europeas están dispuestas a tenderle la mano a España porque son concientes de que el peor de los escenarios es la quiebra del país ibérico, al estilo argentino, es decir, que entre en default. Esto sería una estocada mortal a la Eurozona y a la unión monetaria. Por esa razón, el BCE acudió al salvamento.
Los más interesados en que los españoles salgan adelante son Alemania, Italia, Francia y Portugal, algunos de sus principales acreedores. La insolvencia sería una catástrofe para las entidades financieras de estos países que afrontan, a su vez, problemas por el débil crecimiento de sus economías. Incluso la poderosa Alemania, que con la mano dura de su canciller Angela Merkel, ha forzado a los países a mantener una dura disciplina fiscal, no está libre de este contagio. La semana pasada la agencia calificadora de riesgo Moody's puso en perspectiva negativa, para una posible rebaja, la calificación que otorga a 17 bancos alemanes y amenazó con rebajar la calificación de la deuda soberana de Alemania, Holanda y Luxemburgo ante temores de que España e Italia terminen necesitando un rescate.
César Ferrari, profesor de Economía de la Universidad Javeriana, dice que un default español significaría la quiebra de los bancos europeos y arrastraría a Alemania. Considera que se necesitan medidas expansionistas, como lo ha señalado el premio Nobel de Economía Paul Krugman, porque con las medidas de ajuste lo que se hace es ahogar más el consumo. España, por su parte, se hundiría en una espiral de una prolongada recesión, más desempleo y una corrida bancaria.
Muchos esperan que no se cumplan las profecías de Krugman, quien ha vaticinado la quiebra de Grecia, el fin del euro y el agravamiento de los problemas en España, si Alemania no cede en su duro ajuste fiscal. Con los anuncios de los últimos días del BCE, parece que Alemania y las autoridades monetarias de la Eurozona están doblando la página para no dejarse ganar por la fuerza de los mercados. Pero todavía no está dicha la última palabra. La crisis de Grecia ha demostrado cómo pueden fallar todos los pronósticos.
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