miércoles, 19 de octubre de 2011

MUNDO

Blanco&negro



Las razones de Israel para cambiar a un soldado por mil presos palestinos

El soldado israelí Guilad Shalit en su uniforme en una base no identificada de la IDF cerca de Kerem Shalom, Israel.
APEl soldado israelí Guilad Shalit en su uniforme en una base no identificada de la IDF cerca de Kerem Shalom, Israel.
MUNDOEl canje de 1.027 palestinos por un soldado refleja el papel especial de las fuerzas armadas en la sociedad israelí.
Martes 18 Octubre 2011
Detrás del drama humano del intercambio de prisioneros israelíes y palestinos hay una extraordinaria asimetría: la tasa que decreta que un sólo soldado israelí es igual a 1.027 prisioneros palestinos. ¿Cómo se llega a esta cifra?

La disposición de Israel a acordar estos términos es, al mismo tiempo, una muestra de fortaleza y debilidad.
Es una fortaleza porque reafirma a las tropas de reclutas y a sus familias que se hará todo lo posible para asegurar el regreso de sus soldados si son capturados. La frase "ningún soldado será abandonado en el terreno" no es una afirmación vacía.

Es una debilidad porque promueve el alto precio que se puede sacar a Israel de cualquier posible futura captura que involucre a un militar, y quizás hasta a un civil.

Existen varios factores detrás de este acuerdo. La naturaleza del ejército israelí, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), es uno de ellos.

A pesar de lo que digan muchos de sus críticos, las FDI son vistas por muchos israelíes como una expresión fundamental de su país, al mismo tiempo que como sus guardianes.

El servicio nacional, muy mal pagado y con frecuencia tedioso y arriesgado, es obligatorio y una de las mejores experiencias para crear lazos en la sociedad judía israelí.

Para la comunidad judía, que representa cerca de tres cuartos de la población israelí, el ejército es visto sencillamente como un país en uniforme. Como resultado, todavía produce una especie de reacción emocional que ha sido en buena parte olvidada en países como el Reino Unido o Estados Unidos, que cuentan con un ejército asalariado.

Tal y como lo dijo el presidente Shimon Peres, sin las Fuerzas de Defensa israelíes no habría Israel.

Vida sagrada
Esto es lo que crea presión política, que pocas veces se produce en otras partes del mundo, cuando un soldado es capturado.

La familia de Gilad Shalit se ha convertido en una excelente organización de cabildeo dentro de Israel, con una presencia muy visible en la vida nacional.

En ese respecto, compara el destino del sargento Shalit con el de Bowe Bergdahl, el joven soldado estadounidense capturado por radicales en Afganistán hace unos dos años y medio.

El ejército estadounidense puede estar haciendo esfuerzos para rescatarlo, pero su destino no está en la agenda del día de la política de Estados Unidos.

Más allá, existen bases filosóficas de Israel y el estado judío.

Las tradiciones del judaísmo hacen un poderoso énfasis en lo sagrado de la vida y en la obligación de redimir o rescatar al cautivo. El Talmud (texto clave de la ley y ética judía) dice que aquel que salva una vida debe ser considerado como si hubiera salvado a todo un mundo.

El primer ministro Benjamin Netanyahu aludió a esa enseñanza para explicarle a la nación el motivo por el cual decidió cerrar el acuerdo para liberar a Gilad Shalit.

Figura de referencia 
También hay en juego factores menos eminentes.

Primero: históricamente está claro que si Israel hubiera tenido una opción militar para rescatar a Gilad Shalit la habría tomado. No existía una vía militar para rescatarlo.

Segundo: en estas circunstancias, los enemigos de Israel saben el tipo de precio que está preparado a pagar para liberar a los suyos. Ese conocimiento ayuda a crear una figura de referencia.

Era sabido, o se rumoreaba, que durante años los gobiernos israelíes estuvieron dispuestos a pagar sumas sorprendentes para obtener cualquier información que los ayudara en el rescate de Ron Arad, un oficial de la aviación que fue abatido en Líbano en los años '80, y quien se cree que estuvo una temporada a manos del gobierno iraní.

Ahora se cree que lo más probable es que haya muerto en cautiverio. Pero mientras existió cualquier esperanza de recuperarlo vivo, Israel estuvo preparado a pagar fuertes sumas para salvarlo.

Existe otro precedente. En 1985 Israel liberó a 1.150 prisioneros en intercambio por tres soldados de la IDF.

El acuerdo entonces fue más controvertido que el actual con Gilad Shalit, pero sugiere que el gobierno israelí de ese tiempo hizo los mismos cálculos políticos y emocionales.

El papel de Egipto 
Presumiblemente, Netanyahu calcula que el relativo silencio que hay en Cisjordania y Gaza hace que tal intercambio sea más agradable a la opinión pública israelí.

Egipto también juega un papel importante en esto. Su ambición es ser el mayor mediador de Medio Oriente, y tiene influencia sobre Hamas, debido a que esa organización puede estar buscando un nuevo hogar en El Cairo si el colapso en cámara lenta de las fuerzas sirias la obliga a irse de Damasco.

También tiene sentido para Israel firmar un acuerdo negociado por El Cairo en un momento en que su desesperadamente importante acuerdo de paz con Egipto está más frío que nunca.

Nada de esto debe socavar el poder emocional de lo que prometía ser un día extraordinario.

La familia Shalit, en parte gracias a su propia determinación, estará completa otra vez. Una captura, que debió haber sido inimaginablemente deprimente, se ha terminado.

Muchas familias palestinas, por su parte, en Cisjordania y Gaza, celebrarán su propio momento de reunificación.

En el corazón de todo esto, radica esa extraordinaria tasa de intercambio que nos dice mucho sobre Israel y las circunstancias que rodea a esa nación. 

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