Blanco&negro
EL ESCEPTICISMO HACE PARTE DE ESA INCREDULIDAD CIEGA Y
Es una buena decisión los acuerdos de paz y
una gran oportunidad para la reingeniería del país; una buena oportunidad para
los entes de control, fiscalización, defensoría y jueces del país para
emprender las investigaciones y castigos porque ahora podremos saber de dónde
se dispara. Esto aún demora otro poco hasta no continuar con más procesos de
paz y el compromiso del estado de entrar en la modernidad con una cultura de
paz, educativa, y por supuesto de respeto.
EL ESCEPTICISMO HACE PARTE DE ESA INCREDULIDAD CIEGA Y
TIBIA DE LOS ILESOS.
Recogí
ayer una amiga que conocí en Madrid hace aproximadamente diez años, con la que
he compartido vecindad, ocio y tiempo libre; lo primero que le pregunté fue su opinión sobre el proceso de paz firmado
entre el gobierno y las fuerzas revolucionarias de las FARC.
Dijo:
maldito presidente, le entregó el país a esos bandidos, no van a tener prisión,
les van a pagar un salario por dos años
y les van a premiar con diez curules en el congreso; las FARC ahora se van a tomar el poder por la vía
del voto ya que no pudieron con las armas, estoy convencida que no hay paz
porque ahora esos guerrilleros se van a ir a los pueblos hacer fechorías.
Le
subí un poco de volumen al receptor de mi auto, la salsa del Joe Arroyo me
parecía más interesante que
escuchar semejante tergiversación que mi
amiga iba soltando mientras manipulaba su teléfono móvil, mientras wasapeaba. Su ignorancia e indiferencia especulan casi que al
unísono de personas a las que el
escepticismo les embelesó de ver
truncado todos los procesos de dialogo propuestos por los presidentes de
Colombia sin excepción desde el día en que la guerra tomó color pálido y tiñó
de rojo todos los rincones de nuestro territorio nacional.
Apagué
la radio y empecé en mi silencio acucioso a analizarle.
María
tiene cuarenta y ocho años, cuatro hijas mujeres la menor de veinte años de
edad, sus padres viejos y pobres en un barrio de Barranquilla, por lo que he
escuchado de su boca, en la miseria absoluta. No tiene esposo, no le gusta
la política; la política dice le causa
asco. Le encanta curramba la bella, su
carnaval y la marimonda. Canta los discos de Diomedes Díaz al pie de la letra pero
no se sabe el himno nacional, ni cuál es el alcalde de la arenosa; y si juega
la selección Colombia se pone gorro, bufanda y ruana pigmentados de la
tricolor. Las uñas y el pelo son su esclavitud.
El cuento, bochinche y burla le hacen gala a su apariencia. No pasó del
grado tercero del bachiller. Huele a ángel y las marcas para ella lo dicen
todo; el bolso debe ser de D&G o de estas marcas que solo los ricos pueden
comprar, más sin embargo ella prefiere un bolso antes
que cumplir con la deuda del arriendo. Las telenovelas, películas de
terror y la farándula en la TV son sus platos favoritos a la hora de entablar
un dialogo. Para esta buenona cuarentona el trabajo es sagrado y entre más duro
se trabaje para ella es un aliciente así se gane el mínimo; solo espera el día
jueves y viernes para la rumba que te tumba.
Éste
cuadro amistoso me sirve solo para reírme y salirle al paso al aburrimiento y
deséstres que solo se consigue con ese picante y esa alegría que caracteriza
nuestra gente. Me pregunté en mi murmullo interno: “qué respuesta puedo esperar
de ésta mujer” si para ella Uribe Vélez ha sido el mejor presidente de todos
los tiempos.
Pero
eso no es nada, fui donde Juan Carlos un odontólogo de la facultad de medicina
de la universidad de Antioquia de Medellín,
a revisarme una calza en un molar que me viene molestando. Empezamos a conversar, y le hice la misma
pregunta, y créanme que me quede en un mosaico; que un profesional al que le ha
tocado salir de su país porque el ejército asesinó su padre en un falso
positivo, me diga que votaría No al referéndum porque ahora las FARC se van a
tomar el poder por la vía de los votos; me dejo sin dolor de muela.
El
escepticismo ronda y campea por todos los rincones del país, y es lógico porque
ambas partes (gobierno vs FARC) jamás tuvieron la bendición de los americanos
para entablar con seriedad dichos diálogos. Jamás contaron con el apoyo de las
Fuerzas Militares y policiales. Jamás se contó con los poderes empresariales y
transnacionales que expolian los recursos naturales. Jamás en la historia del
país se lo habían tomado con tanta discreción y prudencia gobierno e insurgentes
para llegar a unos acuerdos finales. Cuando no se paraba de la mesa uno, se
paraba el otro; algún atentado
terrorista que implicaba el rompimiento, o una masacre que dejaba dolor y
desconsuelo. Escepticismo entendible;
pero lo que no es entendible es la incredulidad después de ver que es un hecho
y que lo más tangible que son las armas irán a parar a un monumento derretido. Y claro que salen ilesos de guerra aquell@s a
los que el conflicto armado no les hizo ni un rasguño, aquellos que ven pasar
los muertos porque como no eran de su familia, pues qué más da. Parece ser que la pena de muerte es
institucionalizada, y que la tibiez con que se mire el crimen así mismo lo
castigo o lo bendigo. Observo con mucho detenimiento que
hay personas que tienen sangre azul y
son de la mejor familia y por ende sus familias no asisten a los campos de
guerra, y otr@s que tiene cuero tejido con antibalas y caiga quien caiga como
no tenía nadie guerrillero pues que se joda, o no tenía un amigo o familiar
para militar, pues igual me importa un pepino; y como los soldados tienen que
ir a la guerra pues que viva la guerra porque sin guerra no hay soldados, y así
van pasando los muertos y se van mentalizando en que la vida no vale nada. Son gente que piensa que los muertos en las
calles son reflejo del conflicto armado, ahora veremos si se le seguirán
cargando muertos a las FARC. La reflexión final que vengo sosteniendo desde hace
más de diez años es que existe una pena capital, una pena de muerte
institucionalizada por el estado y avalada conscientemente por el pueblo, se da
el caso que la gente le pide a gritos al señor alcalde que haga limpieza social. Tomo esto último como referencia para indicar
que en Colombia existen los derechos humanos y existen las organizaciones y
entes que vigilan y defienden la vida.
En Colombia se han ido paralizando las masacres y asesinatos después de
la desarticulación de los grupos paramilitares, ejecuciones contra activistas
políticos, políticos, sindicalistas, estudiantes universitarios y una cantidad
de líderes que por el hecho de protestar o reivindicar derechos sociales o
laborales fueron tildados de auxiliadores de los grupos insurgentes. Aún
continúan los atentados, muertes, homicidios selectos, pero no en ese baño de
sangre tan escandaloso que veníamos padeciendo, podría resultar que el hecho de
no saber quién dispara se convierte en ese rio revuelto de ganancia de
pescadores.
Por:
Alexander Muñoz/ Valencia Sp/agt. 24 de 2016