Blanco&negro
MUNDOLos hispanos son una base de votantes clave en Estados Unidos. Además de ser el grupo de mayor crecimiento demográfico, representan el 8,7 por ciento de los electores del país.
Las cuentas pendientes de Obama con los latinos
EFE |
Jueves 29 Septiembre 2011
Los avisos comenzaron a repetirse desde hace unos días en canales de TV y radios en español de Estados Unidos: "Tenemos un presidente listo para luchar", aseguran.
Son parte de la campaña de Barack Obama de cara a un segundo mandato y apuntan a conseguir el apoyo de los votantes latinos en las elecciones generales de 2012.
Son parte de la campaña de Barack Obama de cara a un segundo mandato y apuntan a conseguir el apoyo de los votantes latinos en las elecciones generales de 2012.
Lo que está en juego es una base de votantes clave: además de ser el grupo de mayor crecimiento demográfico, los hispanos representan 8,7% de los electores del país.
Con su "¡Sí, se puede!", Obama llegó a la Casa Blanca con el apoyo de dos tercios de los latinos. A la fecha, y tras la derrota en las elecciones legislativas de noviembre pasado, conseguir ese volumen de votos desvela a los encargados de campaña.
"Hay una sensación de decepción entre los hispanos, porque cuestiones que dijo serían prioritarias no lo han sido, en un contexto en el que la situación económica se ha convertido en el eje de las políticas", señaló a BBC Mundo Erwin de León, investigador del Urban Institute de Washington.
Pero, ¿cuáles son las promesas incumplidas? BBC Mundo le presentan lo que, según las voces de los mismos hispanos, podrían ser una bomba de tiempo para Obama y su reelección.
"Reforma migratoria, dentro de un año"
En una entrevista previa a la elección de 2008, el candidato Obama respondió así cuando le preguntaron por la cuestión migratoria: "No puedo garantizar que será en los primeros 100 días (de mandato). Pero lo que sí puedo garantizar es que tendremos en el primer año una ley inmigratoria, que yo defiendo fuertemente y que promoveré tan pronto sea posible".
A la fecha, la reforma migratoria integral sigue siendo un deseo y una demanda de los grupos hispanos, cuando en el país se estima existen 12 millones de indocumentados ansiosos de encontrar una vía legal para regularizar su condición.
En una mesa redonda en la Casa Blanca este miércoles destinada a contestar preguntas de hispanos, el mandatario señaló como responsable a la oposición republicana, que "carece de liderazgo" para poner la reforma sobre la mesa de debate y negociar un acuerdo bipartidista que la convierta en ley.
"La promesa quebrantada de la reforma migratoria es el gran ‘elefante blanco’ en el vínculo del presidente con los hispanos. Es preocupante, porque continúa echándole la culpa al proceso legislativo y no tiene las agallas para enfrentar a un Congreso inmaduro. Le creemos que nos apoya incondicionalmente, pero podría usar su autoridad ejecutiva para aliviar los problemas de millones de indocumentados", señaló a BBC Mundo Jorge Mario Cabrera, portavoz de la Coalición por los Derechos de los Migrantes (Chirla).
Obama insiste en que su visión incluye el pago de multas por haber violado la frontera en el pasado y el aprendizaje obligatorio de inglés como condiciones para permitir que los "sin papeles", entre ellos muchos llegados a Estados Unidos hace décadas, puedan permanecer en el país.
A la espera de la reforma, el gobierno federal ha decidido avanzar en el tema por fuera de la vía legislativa y ha definido, por caso, nuevas políticas para demorar indefinidamente las deportaciones de aquellos sin papeles que no tengan antecedentes delictivos.
"El problema de fondo es que, en la práctica, Obama debe responder por un número de deportaciones que este año va a superar a la de los mandatos de George W. Bush. La desesperación de parte de la administración en probar su buena fe con los latinos en este tema, pero sin acciones de fuerza, ha permitido que quienes se oponen a la inmigración y los conservadores en puestos de poder definan el debate", señaló el analista De León.
DreamAct: sueño inconcluso de los universitarios
De sancionarse, el DreamAct permitiría que más de 2 millones de jóvenes indocumentados – hispanos en su mayoría- puedan postularse para obtener la ciudadanía si completan al menos dos años de estudios superiores con buen rendimiento académico o prestan servicio en las fuerzas armadas.
"Quiero convertir el DreamAct en ley, pero necesito su ayuda para el trabajo duro que representa cambiar las mentalidades y cambiar los votos", dice el mandatario desde su página de campaña, BarackObama.com
Lo cierto es que una versión de la ley, impulsada por el propio presidente y legisladores demócratas, logró ser aprobada en la Cámara de Representantes en diciembre de 2010, pero luego no consiguió los votos suficientes en el Senado y quedó otra vez en vía muerta.
Ante los hispanos, Obama se excusó este miércoles diciendo que la noción de que él puede unilateralmente cambiar y convertir en leyes los proyectos es "simplemente falsa" y responsabilizó a los republicanos por frenar al DreamAct.
"Es decepcionante porque pensamos que finalmente tendríamos respuestas, pero la realidad es que somos decenas de miles de jóvenes que no hemos hecho nada malo y que tenemos los mejores promedios, pero pese a eso no podemos inscribirnos en algunas universidades o no tenemos derecho a ayuda económica, lo que en la práctica nos deja fuera del sistema, dijo Juan Escalante, de la organización DreamActivist, en entrevista con BBC Mundo.
Sin títulos ni libros
El estado de la educación básica de la comunidad hispana no ha mostrado tampoco mejorías durante la gestión de Obama.
El gobierno federal ha reconocido la necesidad de invertir en programas de educación temprana, de formar docentes capaces de tratar con un alumnado que tiene el español como primera lengua cuando llega a la escuela, y de observar los programas de inmersión para aquellos que tienen dificultades con el inglés.
Pero, en la práctica, sólo la mitad de los niños latinos asisten a preescolar y los índices de deserción en algunos estados alcanzan el 50%: la mitad de los estudiantes hispanos no llega a graduarse de la secundaria, según reconoció el secretario de Educación, Arne Duncan.
"Tanto el presidente Obama como yo creemos que reducir la deserción y promover los logros académicos de los estudiantes hispanos es absolutamente esencial para el futuro de nuestra economía y el futuro de nuestro país", declaró Duncan.
Los efectos se extienden más allá de la escuela básica, y los latinos lo saben: hoy sólo uno de cada 8 de ellos tiene título terciario o universitario, lo que plantea dudas sobre el futuro de quienes serán en unos años parte de la población económicamente activa, tomadores de decisiones y contribuyentes del fisco estadounidense.
"Existe una preocupación en un nivel muy básico, dentro de las familias mismas, sobre cuál será el futuro de sus hijos en un país que está fallando en prepararlos para desafíos elementales. No hay una cuestión partidaria aquí, porque el problema es de larga data, pero sí hubo mucho esperanza de que este presidente tomara una acción más concreta", expresó a BBC Mundo Saba Bireda, directora del Centro para la Investigación sobre Pobreza y Raza e investigadora del rol de las escuelas comunitarias.
En busca de empleos... que no hay
Por estos días, las voces latinas se hacen eco de la de todos los estadounidenses en materia desempleo, en un país golpeado por la recesión de 2008 que no logra sobreponerse a los efectos de largo plazo sobre la economía.
Sólo que los índices revelan que, para los hispanos, las cosas están peores: mientras que la desocupación se ubica en 9,1% en términos generales, la tasa entre latinos se eleva a 11,3%.
Combinado con el incremento de controles migratorios –que hace que muchos indocumentados que trabajaban informalmente se vean ahora limitados, con empresas que no quieren contratarlos sin los debidos papeles-, la situación se ha vuelto crítica para al menos 1,1 millón de hispanos que buscan trabajo desde hace seis meses o más.
Los observadores señalan que una de las razones por las cuales la actual crisis los ha golpeado más duro es que los hispanos son mayoría en el sector de la construcción y la manufactura, dos áreas mortalmente heridas con el colapso de 2008.
Obama presentó, a comienzos de septiembre, su "Iniciativa para el Empleo" (AJA, en inglés), que ahora se ha convertido en eje de su campaña proselitista.
Con ella busca paliar la crisis laboral e inyectar recursos en la alicaída economía del país, con ideas como un plan de inversión en infraestructura, medidas de creación de empleos en áreas como la docencia e incentivos fiscales para que las empresas contraten nuevos trabajadores.
Ahora, el mandatario hace campaña por la AJA, a sabiendas de que su aprobación traería alivio para los hispanos tanto como para los demás grupos étnicos. Sus críticos, sin embargo, anticipan que no será suficiente: se estima que existen 25 millones de personas sin empleo en el territorio, muchas más de las que podrían beneficiarse con el proyecto hecho ley.
"Los problemas no iniciaron con él y le tocó un contexto complicado, eso lo sabemos. Pero la situación es crítica y tiene que ver con la supervivencia básica de los hispanos, no podemos contentarnos con la buena voluntad", reclama Cabrera, de Chirla.
Más pobreza, menos planes
El récord que alcanzó Estados Unidos este mes fue portada de todos los periódicos: el país tiene, según estadísticas oficiales, el mayor número de pobres en casi dos décadas.
La Oficina del Censo indicó que 15,1% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. En 2007, antes del triunfo de Obama, el índice era de 12,5%.
Pero, entre los hispanos, el nivel de pobreza resultó ser bastante más alto que entre los blancos no hispanos: 26,6% frente a 9,9%.
Un informe recién difundido por el Centro Pew Hispano confirma otro récord poco deseable: la pobreza entre los niños hispanos es la más elevada de todos los tiempos, con más de 6 millones de afectados, proporcionalmente muchos más que en otros grupos étnicos.
Por estos días, más de uno de cada cuatro latinos es pobre y más de 30% de ellos carece de seguro médico, público o privado, lo que los deja por fuera del sistema de atención básico de salud. Al mismo tiempo, la crisis fiscal conlleva el recorte de programas sociales, como Medicaid, del que los latinos son en gran medida beneficiarios.
Obama ha señalado que las mejoras introducidas por su gobierno en este terreno son un paso adelante, pero su ley de salud quedó lejos de los objetivos que habían propuesto en campaña.
Según estudios de la Universidad de Michigan, revertir la tasa de pobreza a los niveles del año 2000, por debajo de 12%, llevará entre seis y siete años: un plazo poco promisorio para una elección presidencial que tiene los meses contados.
Con su "¡Sí, se puede!", Obama llegó a la Casa Blanca con el apoyo de dos tercios de los latinos. A la fecha, y tras la derrota en las elecciones legislativas de noviembre pasado, conseguir ese volumen de votos desvela a los encargados de campaña.
"Hay una sensación de decepción entre los hispanos, porque cuestiones que dijo serían prioritarias no lo han sido, en un contexto en el que la situación económica se ha convertido en el eje de las políticas", señaló a BBC Mundo Erwin de León, investigador del Urban Institute de Washington.
Pero, ¿cuáles son las promesas incumplidas? BBC Mundo le presentan lo que, según las voces de los mismos hispanos, podrían ser una bomba de tiempo para Obama y su reelección.
"Reforma migratoria, dentro de un año"
En una entrevista previa a la elección de 2008, el candidato Obama respondió así cuando le preguntaron por la cuestión migratoria: "No puedo garantizar que será en los primeros 100 días (de mandato). Pero lo que sí puedo garantizar es que tendremos en el primer año una ley inmigratoria, que yo defiendo fuertemente y que promoveré tan pronto sea posible".
A la fecha, la reforma migratoria integral sigue siendo un deseo y una demanda de los grupos hispanos, cuando en el país se estima existen 12 millones de indocumentados ansiosos de encontrar una vía legal para regularizar su condición.
En una mesa redonda en la Casa Blanca este miércoles destinada a contestar preguntas de hispanos, el mandatario señaló como responsable a la oposición republicana, que "carece de liderazgo" para poner la reforma sobre la mesa de debate y negociar un acuerdo bipartidista que la convierta en ley.
"La promesa quebrantada de la reforma migratoria es el gran ‘elefante blanco’ en el vínculo del presidente con los hispanos. Es preocupante, porque continúa echándole la culpa al proceso legislativo y no tiene las agallas para enfrentar a un Congreso inmaduro. Le creemos que nos apoya incondicionalmente, pero podría usar su autoridad ejecutiva para aliviar los problemas de millones de indocumentados", señaló a BBC Mundo Jorge Mario Cabrera, portavoz de la Coalición por los Derechos de los Migrantes (Chirla).
Obama insiste en que su visión incluye el pago de multas por haber violado la frontera en el pasado y el aprendizaje obligatorio de inglés como condiciones para permitir que los "sin papeles", entre ellos muchos llegados a Estados Unidos hace décadas, puedan permanecer en el país.
A la espera de la reforma, el gobierno federal ha decidido avanzar en el tema por fuera de la vía legislativa y ha definido, por caso, nuevas políticas para demorar indefinidamente las deportaciones de aquellos sin papeles que no tengan antecedentes delictivos.
"El problema de fondo es que, en la práctica, Obama debe responder por un número de deportaciones que este año va a superar a la de los mandatos de George W. Bush. La desesperación de parte de la administración en probar su buena fe con los latinos en este tema, pero sin acciones de fuerza, ha permitido que quienes se oponen a la inmigración y los conservadores en puestos de poder definan el debate", señaló el analista De León.
DreamAct: sueño inconcluso de los universitarios
De sancionarse, el DreamAct permitiría que más de 2 millones de jóvenes indocumentados – hispanos en su mayoría- puedan postularse para obtener la ciudadanía si completan al menos dos años de estudios superiores con buen rendimiento académico o prestan servicio en las fuerzas armadas.
"Quiero convertir el DreamAct en ley, pero necesito su ayuda para el trabajo duro que representa cambiar las mentalidades y cambiar los votos", dice el mandatario desde su página de campaña, BarackObama.com
Lo cierto es que una versión de la ley, impulsada por el propio presidente y legisladores demócratas, logró ser aprobada en la Cámara de Representantes en diciembre de 2010, pero luego no consiguió los votos suficientes en el Senado y quedó otra vez en vía muerta.
Ante los hispanos, Obama se excusó este miércoles diciendo que la noción de que él puede unilateralmente cambiar y convertir en leyes los proyectos es "simplemente falsa" y responsabilizó a los republicanos por frenar al DreamAct.
"Es decepcionante porque pensamos que finalmente tendríamos respuestas, pero la realidad es que somos decenas de miles de jóvenes que no hemos hecho nada malo y que tenemos los mejores promedios, pero pese a eso no podemos inscribirnos en algunas universidades o no tenemos derecho a ayuda económica, lo que en la práctica nos deja fuera del sistema, dijo Juan Escalante, de la organización DreamActivist, en entrevista con BBC Mundo.
Sin títulos ni libros
El estado de la educación básica de la comunidad hispana no ha mostrado tampoco mejorías durante la gestión de Obama.
El gobierno federal ha reconocido la necesidad de invertir en programas de educación temprana, de formar docentes capaces de tratar con un alumnado que tiene el español como primera lengua cuando llega a la escuela, y de observar los programas de inmersión para aquellos que tienen dificultades con el inglés.
Pero, en la práctica, sólo la mitad de los niños latinos asisten a preescolar y los índices de deserción en algunos estados alcanzan el 50%: la mitad de los estudiantes hispanos no llega a graduarse de la secundaria, según reconoció el secretario de Educación, Arne Duncan.
"Tanto el presidente Obama como yo creemos que reducir la deserción y promover los logros académicos de los estudiantes hispanos es absolutamente esencial para el futuro de nuestra economía y el futuro de nuestro país", declaró Duncan.
Los efectos se extienden más allá de la escuela básica, y los latinos lo saben: hoy sólo uno de cada 8 de ellos tiene título terciario o universitario, lo que plantea dudas sobre el futuro de quienes serán en unos años parte de la población económicamente activa, tomadores de decisiones y contribuyentes del fisco estadounidense.
"Existe una preocupación en un nivel muy básico, dentro de las familias mismas, sobre cuál será el futuro de sus hijos en un país que está fallando en prepararlos para desafíos elementales. No hay una cuestión partidaria aquí, porque el problema es de larga data, pero sí hubo mucho esperanza de que este presidente tomara una acción más concreta", expresó a BBC Mundo Saba Bireda, directora del Centro para la Investigación sobre Pobreza y Raza e investigadora del rol de las escuelas comunitarias.
En busca de empleos... que no hay
Por estos días, las voces latinas se hacen eco de la de todos los estadounidenses en materia desempleo, en un país golpeado por la recesión de 2008 que no logra sobreponerse a los efectos de largo plazo sobre la economía.
Sólo que los índices revelan que, para los hispanos, las cosas están peores: mientras que la desocupación se ubica en 9,1% en términos generales, la tasa entre latinos se eleva a 11,3%.
Combinado con el incremento de controles migratorios –que hace que muchos indocumentados que trabajaban informalmente se vean ahora limitados, con empresas que no quieren contratarlos sin los debidos papeles-, la situación se ha vuelto crítica para al menos 1,1 millón de hispanos que buscan trabajo desde hace seis meses o más.
Los observadores señalan que una de las razones por las cuales la actual crisis los ha golpeado más duro es que los hispanos son mayoría en el sector de la construcción y la manufactura, dos áreas mortalmente heridas con el colapso de 2008.
Obama presentó, a comienzos de septiembre, su "Iniciativa para el Empleo" (AJA, en inglés), que ahora se ha convertido en eje de su campaña proselitista.
Con ella busca paliar la crisis laboral e inyectar recursos en la alicaída economía del país, con ideas como un plan de inversión en infraestructura, medidas de creación de empleos en áreas como la docencia e incentivos fiscales para que las empresas contraten nuevos trabajadores.
Ahora, el mandatario hace campaña por la AJA, a sabiendas de que su aprobación traería alivio para los hispanos tanto como para los demás grupos étnicos. Sus críticos, sin embargo, anticipan que no será suficiente: se estima que existen 25 millones de personas sin empleo en el territorio, muchas más de las que podrían beneficiarse con el proyecto hecho ley.
"Los problemas no iniciaron con él y le tocó un contexto complicado, eso lo sabemos. Pero la situación es crítica y tiene que ver con la supervivencia básica de los hispanos, no podemos contentarnos con la buena voluntad", reclama Cabrera, de Chirla.
Más pobreza, menos planes
El récord que alcanzó Estados Unidos este mes fue portada de todos los periódicos: el país tiene, según estadísticas oficiales, el mayor número de pobres en casi dos décadas.
La Oficina del Censo indicó que 15,1% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. En 2007, antes del triunfo de Obama, el índice era de 12,5%.
Pero, entre los hispanos, el nivel de pobreza resultó ser bastante más alto que entre los blancos no hispanos: 26,6% frente a 9,9%.
Un informe recién difundido por el Centro Pew Hispano confirma otro récord poco deseable: la pobreza entre los niños hispanos es la más elevada de todos los tiempos, con más de 6 millones de afectados, proporcionalmente muchos más que en otros grupos étnicos.
Por estos días, más de uno de cada cuatro latinos es pobre y más de 30% de ellos carece de seguro médico, público o privado, lo que los deja por fuera del sistema de atención básico de salud. Al mismo tiempo, la crisis fiscal conlleva el recorte de programas sociales, como Medicaid, del que los latinos son en gran medida beneficiarios.
Obama ha señalado que las mejoras introducidas por su gobierno en este terreno son un paso adelante, pero su ley de salud quedó lejos de los objetivos que habían propuesto en campaña.
Según estudios de la Universidad de Michigan, revertir la tasa de pobreza a los niveles del año 2000, por debajo de 12%, llevará entre seis y siete años: un plazo poco promisorio para una elección presidencial que tiene los meses contados.
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