Blanco&negro
Los principios Mitchell
Eduardo Pizarro Leongómez
Es hora de preguntarse: ¿no podríamos, en Colombia, adoptar estos 'principios' como eje de un nuevo clima hacia la paz?
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La experiencia internacional muestra que los conflictos prolongados (tales como Colombia, Irlanda del Norte y el País Vasco) son muy difíciles de erradicar debido a las hondas heridas causadas, a la desconfianza profunda que reina entre las partes y al clima de retaliaciones sinfín que se instaura. Sin embargo, en los últimos años, Irlanda del Norte encontró el camino para la paz y en el País Vasco se abren esperanzas hasta hace poco impensables.
Uno de los factores que ayudaron a crear un consenso nacional favorable para la paz en Irlanda del Norte fue la adopción por parte de los principales protagonistas en la confrontación armada de los llamados "Principios Mitchell". Recordemos que el ex senador George Mitchell, de origen irlandés y padres adoptivos libaneses, fue designado por Bill Clinton en 1995 como enviado especial del gobierno de los Estados Unidos en Irlanda del Norte. Su mayor éxito fue lograr que todas las partes adoptaran unos mínimos básicos para generar un contexto favorable para la paz.
Estos principios son, básicamente, los siguientes: primero, únicamente son aceptables los medios democráticos y pacíficos para resolver asuntos políticos; segundo, para ello es necesario el desarme de los grupos armados; tercero, es indispensable crear una comisión de verificación independiente que supervise el desarme; cuarto, renunciar al uso de la fuerza o la amenaza de su utilización para influir en los resultados del proceso de paz; quinto, aceptar los pactos acordados en la mesa de negociaciones y asumir el compromiso de recurrir sólo a medios democráticos para intentar modificar los puntos de desacuerdo.
Con base en este marco, el Ejército Republicano Irlandés (Ira) renunció a la lucha armada para obtener la anexión de Irlanda del Norte a la República de Irlanda y tanto los paramilitares protestantes como la Gran Bretaña renunciaron a la represión armada como medio para mantener unida esa región al imperio británico. Es otras palabras, Ira y su expresión política, el Sinn Féin, no estaban obligados a abandonar sus objetivos sino los métodos violentos para obtenerlos.
Lo extraordinario es que la izquierda vasca (o la izquierda abertzale), es decir el entorno nacionalista radical que apoya a Eta, ha decidido acoger los "Principios Mitchell". En efecto, uno de los puntos centrales de la Propuesta de Alsasua de noviembre del 2009 ("Un primer paso para el proceso democrático: principios y voluntad de la izquierda abertzale"), en los cuales se plantea la necesidad de un proceso de negociación entre Eta y el Estado español, es que este proceso de paz se lleve a cabo con base en los mismos ejes en que se desarrolló en Irlanda del Norte.
Pocas semanas más tarde, mediante un comunicado, Eta señaló que "la izquierda abertzale había hablado y Eta hacía suyas sus palabras", lo cual era un reflejo del impacto que había tenido en Eta la exigencia de sus bases de apoyo social y político de terminar con la lucha armada. Desde entonces, los acontecimientos se han acelerado. En marzo del 2010, un grupo de personalidades internacionales (Desmond Tutu, Frederick De Klerk, Mary Robinson y otras) apoyaron con entusiasmo en la llamada "Declaración de Bruselas", la decisión de sólo aceptar las vías pacíficas y democráticas como medio de acción en el país vasco. Y, a mediados de ese mismo año, la izquierda vasca firmó un acuerdo histórico con Eusko Alkartasuna (EA) para luchar por un Estado Vasco por medios pacíficos, intercambiando la paz por la participación política.
A pesar de los enormes desafíos, la paz se alcanzó en Irlanda del Norte y al parecer se acerca en el País Vasco. Me pregunto: ¿no podríamos en Colombia adoptar los "Principios Mitchell" como eje de un nuevo clima hacia la paz?
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