FÚTBOL y RELIGIÓN
Por:
Alexander Muñoz
Valencia España 6/01/2024
Amo mi selección, amo mi equipo, voy sagradamente al estadio, y si no, escucho el partido por radio. Me pongo la camiseta, escucho el corrillo de Mao, estoy pendiente de las noticias de como va mi equipo. Compro la boletería antes de tiempo, y doy donaciones al club, y si hay que celebrar las caravanas en moto harina de trigo y alcohol es lo máximo. Discuto y riño con mi adversario, y siempre mi equipo es el mejor.
Esta fanaticada profesa, alinea, pone y quita del campo y da la vida por el rojo, el azul, o el verde. Pero a la hora de defender el estilo de vida, la paz, el vecino, la sociedad, la familia, la seguridad social, y lo que está a su alrededor, se hace el bizcorneto y mira para otro lado, se desentiende totalmente del vínculo social y político que es en últimas los derechos inalienables del ser humano. El día que le toca asistir al juego democrático, ve para otro lado, y saca cualquier disculpa para vender su conciencia, ahí su pueblo amado y su libertad queda como el partido de fútbol, cero a cero; perdió, le dieron pata, le sacaron varias tarjetas roja y amarillas, y la culpa fue del árbitro. El equipo jugó un desastre, pero el cero a cero le sirve, y se conforma sí a la final bajaron al deceso. Pero es mi equipo y doy la vida por él. Me desmayo, me da infarto y taquicardia, soy el peor, se que hay dinero sucio y de la corrupción , pero es mi equipo y con el me entierro.
La religión, lo mismo, Juicioso a la misa o al culto, pago el diezmo porque si no lo pago en la Biblia dice que hay que darlo. Si no se dan, algo me dice que me va ir mal. Todo lo que hablo es de Dios; Dios te bendiga, ve con Dios, que Dios este contigo y tu familia, lluvia de bendiciones, cadena de oración por la salud de Pepe. Quién no tiene a Dios en el corazón no va al cielo. Que la magia de Dios todo poderoso te acompañe. Oraciones, bendiciones, y sale del culto o de la misa, y su corazón más duro y amargo que el hueso del aguacate.
Llenan estadios, templos, campos, y sus retiros no les sirve ni para darle de comer al gato. No tienen solidaridad con su familia ni con su vecino, el mundo circundante ni les va ni les viene, solo su burbuja y su familia religiosa le interesa. Su devoción les lleva a creer que llevando la Biblia debajo del sobaco todos su pecados han sido perdonados. El prójimo y la sociedad, es vista por Dios desde el cielo, pero en la tierra me interesa muy poco si mi vecino come o no, si trabaja o no, o si el sicario desenfundó su arma, asesinó y la sangre me mancho el vestido. No le importa sino su religión y su familia del culto. La política y labor social igual la miran de reojo por qué Dios proveerá. Aman su tierra, su pueblo, pero a la hora de decidir el bien común y en general la civilidad, la paz y la justicia social el día que toca decidir estos también miran para el páramo. La corrupción, y el narcotráfico, con tal de que el politiquero de turno dote la iglesia con sillas, o mande a pintar los santos, hay que votar por ese. No me importa si roban, asesinan, o están hasta el cuello de corrupción, aquí es como el cero a cero, con cara gano y con sello pierdes.
Observamos la creciente ola de religiones, cada una con su camiseta y su propio libro de cuentos, como un rebaño de asnos que los lleva el amo hacia el pastizal golpeando las caderas con una varita; no te desvíes de una línea a otra porque hay dos caminos, el del bien y el del mal, el bien lo controla Dios, y el mal el diablo, dos árbitros, uno de los dos te puede pitar a tu favor o en contra. Si vas por el camino de Dios, te asegura la vida eterna y el paraíso, pero si escoges el lado izquierdo del camino, el sufrimiento y las llamas del fuego te esperan. Lo único bueno de la religión es que no hay empate.
Podría seguir está perorata analizando estos dos estadios, que me parecen el opio y el embeleco del pueblo, pero podría correr el riesgo de una tarjeta roja o de irme al infierno. Pero la verdad sea dicha, entre más circo hay más gusto, y entre más rezos más insulsos, porque como en el fútbol y la religión la ignorancia es la madre de todos los pecados, y en mi pueblo el que reza, empata.
Digo,digo, digo.