Recuerdo aquel 22 de marzo de 1.990 como un día doloroso, como un día de estos donde en la mañana no sale el sol, en el que las nubes opaca el día, de estos días peximos, como cuando decimos me levante con el pie izquierdo. En el Valle del Cauca el sol salio con fuerza, pero esta mañana del día 22 de marzo en la ciudad de Santa fe de Bogóta el sol no despuntaba por ningún lado, la capital había amanecido fría y fría fué la noticia que recibió el país cuando un joven sicario de 16 años apretó el dedo de una sub-ametralladora Ingram calibre 9mm segando la vida del líder político de izquierda Bernardo Jaramillo Ossa. Jaramillo Ossa entrado a sus 36 años había tomado la firme decisión de jugársela a la presidencia de la república por el partido de izquierda Unión Patriótica, movimiento que fue masacrado a sangre y fuego por grupos de extrema derecha.
Hijo de Bernardo Jaramillo y de Nidia Ossa, descrito por sus padres como un hombre responsable, inteligente, como un hombre de bien que les dio muchas alegrías y satisfacciones en sus épocas escolares y de universidad; como un hombre jocoso, alegre, muy sociable y comprometido. Su padre recuerda sus gustos por el tango, las poesías de Mario Benedetti y Neruda, las reuniones con sus amigos compartiendo un buche de café o una simple cerveza.
Jaramillo Ossa acuño su firme mano al lado de la JUCO, su dialéctica y su carisma lo llevaron a ocupar importantes cargos dentro de su partido, de ahí que su liderazgo por la defensa de los Derechos humanos, por la defensa de los intereses colectivos y los interés de los desprotegidos lo llevaran a pensar en una propuesta como presidenciable, en carrera hacia la casa de Nariño.
Tenia yo 22 años, cuando un grupo de amigos nos reunimos en un viejo café de la plaza del Belalcazar a escuchar esa trágica noticia. El sol del Valle del Cauca dejo de brillar en esa mañana y curiosamente el cielo se puso oscuro, diría yo, triste...."Venga esa mano país..." o " yo te daré...te daré patria hermosa...te daré una rosa...y esa rosa se llama, UP..UP.
Con estos estribillos recordamos a este gran líder, a este carismático hombre que conquisto los corazones de muchos jóvenes y de mucha gente que sin ser de izquierda creyeron en su convincente propuesta en una plaza de Caicedo en Cali o en un caminar por las calles con pancartas y volantes. Los que tuvimos esa fortuna de caminar con él y apretar su mano, tuvimos el infortunio de llevarlo a su morada final, allá en Manizales en la tierra que lo vio crecer.
por: amuz
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