lunes, 20 de octubre de 2014

Blanco&negro

El milagro macroeconómico de Bolivia

Evo Morales es percibido solo como un apéndice del populismo autocrático chavista. Sin embargo, gracias a su equipo económico lo que ha logrado en su país es prácticamente un milagro.
 Evo Morales se ha adaptado a las dinámicas económicas globales. El teleférico de La Paz es una de las tantas obras de infraestructura que ha emprendido el gobierno de Morales y refleja el auge económico boliviano. Uno de los artífices de la bonanza económica es el ministro Luis Alberto Arce, cuya gestión ha sido reconocida por el diario ‘The Wall Street Journal’.
Como dirían en el fútbol, Evo Morales tiene aire en la camiseta. En medio de juegos pirotécnicos y del alboroto popular, el presidente boliviano proclamó su triunfo en La Paz la noche del domingo 12 de octubre, mientras sonreía y levantaba los brazos. Sin duda fue una victoria con altura, por goleada, gracias al 60 por ciento de los votos. Evo maneja la cancha con confianza, y a pesar de las críticas de una oposición más bien dividida, el mandatario pasa por su mejor momento, lo cual se debe al boom económico que vive Bolivia en la actualidad. ¿Qué explica que un presidente sin mucha preparación académica, cuyo principal atractivo es pertenecer a la etnia mayoritaria, esté protagonizando un milagro económico?

Según dijo a SEMANA Raúl Peñaranda, periodista y analista político boliviano, “la economía está en uno de los mejores momentos de la historia debido sobre todo a que el fisco tiene mucha liquidez gracias a la venta de gas a Brasil y Argentina, que ha utilizado en amplios planes de construcción de obras públicas y en distribución de bonos a sectores empobrecidos”?. El mérito, cuenta Peñaranda, tiene que ver con que Evo ha sabido rodearse bien, y tiene en sus filas al ministro de Economía Luis Alberto Arce, que se mantiene en el cargo desde 2006. Con su dirección, el gobierno ha consolidado un sistema que poco se ha endeudado y que ha crecido en los últimos años. Tan sonado es su desempeño, que el diario The Wall Street Journal le dedicó hace poco un elogioso artículo. 

El último boletín del Fondo Monetario Internacional anunció que el PIB de Bolivia crecerá el 5,2 por ciento a final de año, muy por encima del crecimiento de América Latina, cuyo promedio se estima en 1,3 por ciento, una de las cifras más bajas de los últimos años. Bolivia, considerado como uno de los países más pobres de la región, tendrá ahora la cifra más alta de crecimiento económico en Sudamérica y la segunda en América Latina después de Panamá. 

Esto se debe a las políticas de Morales. Según dijo a esta revista Jeffery Webber, especialista en temas de América Latina del Queen Mary University of London, “el crecimiento económico boliviano se debe al alto precio internacional de las materias primas que exporta el país, especialmente el gas natural. Entre 2006 y 2009 el gobierno aumentó impuestos a las multinacionales en el sector del gas lo cual generó grandes ingresos al estado”. 

Además, el analista y politólogo boliviano Lizandro Coca Olmos explicó que “Morales ha evolucionado su estilo de gobierno, desde una posición tremendamente radical en lo indigenista, antiimperialista, anticapitalista y antineoliberal, hasta una política en que todo eso se mantiene en el discurso, pero que en los hechos concretos se ha transformado en pragmatismo absoluto, planteando propuestas modernizadoras en el campo de la industrialización, la tecnología, la ciencia, la productividad, la innovación y la educación y dejando de lado el libreto del socialismo del siglo XXI”. 

En efecto, el gobierno boliviano maneja un discurso de intervencionismo estatal, y el ministro Arce defiende la redistribución de las riquezas. Pero al mismo tiempo que sus leyes consolidan el papel del Estado, ofrecen incentivos a las empresas extranjeras con seguridad judicial y normas tributarias favorables. Todo ello no solo ha promovido la llegada de empresas como Petrobras, Repsol, British Gas, Canadian Energy, Starbuck´s, Hard Rock Café, KFC y TGI Friday´s, sino que le han permitido reconciliarse con el empresariado de Santa Cruz de La Sierra, el bastión opositor, donde por primera vez ganó en las elecciones. Según escribió en el diario El País Miguel Ángel Bastenier, “la Bolivia de Morales ha conocido en la última década la racha de mayor expansión capitalista de su historia”. Pero no puede descuidarse ante los imprevistos. 

El principal riesgo para Bolivia, según varios expertos, es su dependencia de la exportación de materias primas, como el gas natural y el estaño, lo cual siempre implica una moneda al aire. Un eventual estancamiento económico de China, Argentina o Brasil podría perjudicar las exportaciones bolivianas. Coca dijo además a esta revista que “con las demandas de gastos crecientes y los ingresos estancados, Evo Morales podría tener dificultades económicas para su tercer mandato”. 

Por su parte Marcelo Arequipa, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid , contó a SEMANA que “el panorama en términos económicos al parecer sigue siendo alentador en Bolivia, más aún cuando la propuesta del candidato Morales es, en sus palabras, dejar de sembrar cemento (o sea de construir infraestructura) para pasar en los siguientes años a sembrar producción” Y mientras las vibras políticas no son las mejores y varios analistas temen que Evo manipule la Constitución para perpetuarse en el poder, por lo pronto la bonanza económica pone los argumentos en su contra en un segundo plano y le da más fuerza que nunca.

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